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La investigación del cáncer, joya del polo biosanitario, ingresa seis millones al año

El IUOPA incluye 235 científicos y técnicos, en 2019 generó 229 artículos de altísimo impacto y lucha por mantener su veintena de trabajadores

Por la izquierda: Rosa Sainz, Henar Muñoz, Isabel Fernández, Aida Rodríguez, David Hevia, Juan C. Mayo, Pedro González, Vanesa Cepas y Alejandro Álvarez, miembros del grupo de Biología Redox del Programa de Investigación Traslacional del IUOPA.

Dentro del ecosistema investigador de lo que podría conformar el gran polo biosanitario de Oviedo, muy vinculado a esa “milla de la bata blanca” junto al HUCA, la investigación sobre el cáncer que coordina el Instituto Universitario de Oncología del Principado de Asturias (IUOPA) es a día de hoy la gran cabeza tractora de todo ese conglomerado. Sus cifras, por la importancia de sus investigaciones, por el dinero obtenido para sus proyectos (ingresó seis millones de euros en 2019), por número de científicos involucrados, lo dicen todo y sitúan al instituto en cabeza. Sus cualidades, como tener financiación internacional y estar en proyectos internacionales, lo convierten en uno de los ejemplos a seguir si Asturias quiere cumplir con los indicadores que el Ministerio exige para inyectar más recursos y poder competir a todos los niveles en el contexto de España, Europa y resto del mundo.

El examen de veinte años de funcionamiento del IUOPA no puede tener mejor calificación. Sin embargo, tras el año covid que frenó y canceló muchas inercias, el instituto se enfrenta a una situación paradójica. Pese a ser el grupo investigador número uno de Asturias (con el equipo de López Otín en cabeza), la veintena de trabajadores propios que a diferencia de otros institutos ha podido ir contratando (han llegado a ser treinta, ahora estaban en 25) ha quedado pendiente de la renovación del convenio plurianual con el Principado. Después de un año complicado por la lentitud administrativa que el covid ha añadido, el IUOPA ha tenido que mandar a casa a sus propios trabajadores.

Ahora está en vías de solución, pero el problema pone el foco sobre una de las cuestiones cruciales de cara al futuro del polo biosanitario en Asturias. Para el IUOPA, poder contratar personal propio ha sido crucial, porque ha permitido recuperar talento para la región, gente formada aquí que estaban en Cambridge o en empresas punteras. En el caso de los investigadores o de los facultativos, el personal, si los contratos desaparecen al fallar el convenio con las administraciones, siempre puede salvarse con otro tipo de vínculos laborales a través de la Universidad. Pero el problema se agrava con los técnicos, trabajadores muy valiosos y necesarios en los laboratorios que no se pueden contratar de ninguna otra forma.

El IUOPA se creó en diciembre de 2000 como iniciativa de López Otín, Agustín Hidalgo Balsera y Carlos Suárez Nieto. Se trataba de organizar toda la investigación básica y clínica en cáncer que se desarrollaba en la Universidad de Oviedo dada la relevancia de algunos de los grupos que ya existían. Aunque sin sede específica, ya que los distintos equipos están en las distintas facultades y sus laboratorios se encuentran en diversos centros, también en los hospitalarios, la misión del IUOPA es la de ordenar y optimizar las líneas de investigación y también mejorar en la captación de recursos. Por eso en el 2015, con la puesta en funcionamiento del Instituto de Investigación Sanitaria (Ispa), el instituto de oncología se integra en esta institución, asumiendo la rama dedicada a los estudios de cáncer. Pero no por ello el IUOPA se mudó a la sede del Ispa, junto al HUCA. Es complejo porque, como admite la secretaria académica del instituto, Rosa M. Sainz, “hay una inercia y al final a cada uno le resulta más cómodo seguir donde ya tiene los laboratorios, sus departamentos y donde imparte sus clases”.

Detalle del laboratorio de uno de los grupos del IUOPA.

En la actualidad, el IUOPA, al margen del problema con sus trabajadores y el convenio del Principado, incluye a 235 miembros entre profesores titulares, catedráticos, facultativos y médicos adjuntos del HUCA, Cabueñes y San Agustín. Según su última memoria, en 2019 del IUOPA salieron 229 artículos, con un factor de 1.341,878 de impacto global (un índice altísimo) y lograron ingresar 6 millones de euros.

Su financiación llega por varias vías. Desde el principio la fundación Cajastur-Liberbank les aporta un 4% de su presupuesto y el Principado un 9% en ese plan plurianual interrumpido precisamente al cumplir 20 años. Cada grupo investigador opta también a distintas líneas de financiación y cuentan, además, con sociedades culturales y deportivas, sus benefactores, que en actividades benéficas, venta de libros, fiestas, etcétera donaron en 2019 40.000 euros.

En una visión a más largo plazo, el instituto que dirige Antonio Fueyo Silva hizo en 2017 un primer balance de esos primeros años y calculó que había logrado ingresar más de 60 millones, generado 230 tesis y registrado más de 50 patentes.

Ese movimiento se traduce también en mejoras para la red sanitaria asturiana. El IUOPA ha puesto con sus fondos unos tres millones de euros en infraestructura en la Universidad, el HUCA, el San Agustín y el hospital de Jove. Son laboratorios y equipos de primerísimo nivel y también unidades técnicas de apoyo a la investigación como el banco de tumores que ahora ha crecido también al banco de cerebros o de ADN, la unidad de histopatología molecular o la de animales transgénicos del bioterio que también financia el IUOPA.

Por último, en la actividad de transferencia, del instituto también han salido algunas de las empresas que hoy crecen en el vivarium. Al IUOPA le queda ahora mantener la financiación y lograr, como hacen en el País Vasco, resume Sainz, que sus institutos estén al nivel de los de Madrid o Barcelona: “Tenemos que poder ofrecer futuro y continuidad para traer talento, y ahí, en esa parte económica y política, es donde tenemos que trabajar y mejorar”.

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