“Hubo movimiento a pesar del frío y el mal tiempo. Yo no hubiera salido de casa”. Así de positiva se mostró ayer Soledad Soberado desde su puesto de la plaza de la Catedral al inicio de la última jornada del mercadillo navideño de Oviedo en el que los vendedores discrepan sobre el volumen de ventas registradas desde primeros de diciembre. Algunos aseguran haber vendido más que el año pasado, otros calculan “ventas similares” y una tercera vía se decanta por el balance más catastrofista. “Sin turistas las ventas cayeron un 60%”, indicó Paula González como ejemplo de lo vivido por los vendedores, que sí se ponen de acuerdo a la hora de lamentar las inclemencias meteorológicas. “Deberían de cubrir los pasillos para el año que viene”, propone Eva Jardón.
Artesanía, bisutería y productos ecológicos atrajeron a distintos públicos llegados de toda la región, pero se vieron lastrados por el cierre perimetral del Principado, tan solo levantado excepcionalmente para los asturianos en la diáspora. “El puente de la Constitución suele ser muy fuerte de ventas por la llegada de visitantes, pero este año fue inexistente”, apuntó en la plaza Porlier Paula González, cuyas ventas también se resintieron por la abundante lluvia y las bajas temperaturas. “Solo tuvimos tres días de tregua”, indicó en referencia a las escasas jornadas soleadas.
Gestión mejorable
A este respecto, hubo quien instó a la organización, a cargo del Ayuntamiento de Oviedo, a tomar cartas en el asunto de cara al año que viene. “Tendrían que estudiar fórmulas para cubrir los pasillos porque vender así es muy incómodo”, sostuvo Eva Jardón, muy crítica con la gestión de los impulsores del evento. “El concurso salió en noviembre y apenas tuvimos tiempo para preparar los productos”, lamentó desde la explanada de la Catedral.
“Pese al virus vendimos similar al año pasado”, indicó Álvaro Fernández, que lleva cuatro años acudiendo a Oviedo por Navidad para dar salida a sus productos de cerámica. “Es un producto muy preciado y tenemos una clientela muy fiel”, apuntó el artesano sobre los motivos de haber salvado una temporada festiva que pintaba en bastos. El mal tiempo, a su juicio, no tuvo gran influencia. “Estamos en Asturias y es el tiempo que tenemos”, subrayó con humor y el deseo de volver el próximo año.