La bailarina andaluza Lucía Vázquez conoció a Satoshi Kudo cuatro años atrás en Tokio. “Yo vivía allí, y curiosamente él vivía en Estocolmo. Pero fue a dar un curso a la ciudad y me apunté”, explica Vázquez. Durante aquella experiencia, ambos bailarines conectaron, mostrando una química inmediata sobre el escenario, hasta tal punto que acabaron uniéndose en la creación de un proyecto, “Mazari”, que nace precisamente de esa sensación de mezcla, de fusión. Es el espectáculo que Vázquez y Kudo presentan esta tarde (a partir de las 19.30 horas) en el teatro Filarmónica de Oviedo, en lo que supone el primer hito del año en el ámbito de la danza.

Lucía Vázquez y Satoshi Kudo, ayer, durante el ensayo en la escuela de Elisa Novo, quien contempla a los dos bailarines en compañía de José Luis Costillas. | F. Torre

“Es un espectáculo que se basa en una mezcla de sensaciones, casi diríamos que líquidas, y muy influenciado por la estética y el ambiente japoneses, que integra esa calma, esa limpieza, propias de la cultura japonesa”, reflexiona Lucía Vázquez. Los dos bailarines comenzaron a preparar el espectáculo en Tokio, y después se desplazaron a Sevilla, donde completaron su creación, hace ya dos años, con la ayuda del Teatro Central de Sevilla, donde se estrenó con gran éxito en el otoño de 2018.

La colaboración entre Lucía Vázquez y Satoshi Kudo ha desbordado la experiencia de “Mazari”, y la pareja ya tiene otro espectáculo en desarrollo. Pero ese primer proyecto continúa girando, dada su gran aceptación, y es el que servirá para abrir esta tarde en el Filarmónica un año en el que la danza debe recuperar el espacio dentro de la cultura que la pandemia le hurtó. “Para la Fundación Municipal de Cultura es importante seguir apoyando la cultura, y responder a esa necesidad de la gente, que como se ha visto en la programación de Navidad acude con total responsabilidad a estos actos”, destaca José Luis Costillas, concejal de Cultura, que asistió ayer a uno de los ensayos del espectáculo en la escuela de danza Elisa, en la calle Postigo Bajo.

Pese a que las restricciones sanitarias, con la imposición de aforos limitados, han afectado de forma decidida a los ingresos de los espectáculos culturales, Costillas insiste en que no se debe atender únicamente a criterios económicos, ya que la programación cultural tiene otra rentabilidad social. Por eso, defiende la necesidad de “seguir apoyando al sector cultural, del que además depende mucha gente, porque es bueno para la ciudad”.

En este sentido, Elisa Novo, directora de la escuela de danza y presidenta de la Asociación Profesional de Danza en Asturias, agradeció el apoyo de la Fundación Municipal de Cultura al sector y definió como “un hito y un privilegio” el poder comenzar el año con un espectáculo de danza contemporánea en el Filarmónica, y uno además incluido en el proyecto “Circula! Tren de Creación y formación en Danza”, que impulsa la asociación.

“Lucía Vázquez y Satoshi Kudo forman un dúo de gran plasticidad y componen, además, un espectáculo muy poderoso, con una escenografía muy limpia, minimalista, muy imbuida del espíritu japonés”, avanza Elisa Novo en relación con “Mazari”.

Durante el ensayo de ayer se pudo apreciar esa plasticidad; también la química entre los dos bailarines, cuyas extremidades fluyen en perfecta sincronía, hasta tal punto que a veces parecen insinuar la figura del dios hindú Shiva, antes de separarse, alejarse, para reunirse de nuevo en un baile inagotable. En la danza, no hay distancia social que valga, aunque en los ensayos los bailarines llevasen esa mascarilla que, como dice Lucía Vázquez, “a veces te deja sin oxígeno, cuando la coreografía te exige más”. Esta tarde, liberados ya de mascarillas sobre las tablas, a los bailarines no les faltará el aire, aunque aspiran a dejar al público sin aliento.