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La fusión que fractura el arte de Liberbank

Parte de la colección de Cajastur, la que no corresponde a la Fundación, será propiedad de Unicaja cuando absorba el banco asturiano

Autorretrato de Nicanor Piñole

La fusión de Liberbank con Unicaja tiene una derivada artística. El banco nacido de la antigua Caja de Ahorros de Asturias (Cajastur) asumió, en su fundación, la parte del león de la colección de arte que, durante más de medio siglo, había ido reuniendo la Caja. La otra parte, más modesta a decir de los expertos, fue incorporada al patrimonio de la Fundación Bancaria Cajastur, cuya naturaleza no está amenazada por la fusión. Esta singularidad provoca que, ante la próxima desaparición de Liberbank y la transmisión de todo su patrimonio a Unicaja Banco, una de las dos partes de aquella colección original quede expuesta, sin que Asturias pueda garantizar la permanencia en la región de unas obras que se custodian en las sedes del banco en Oviedo y Gijón, y en el palacio de Revillagigedo. Una posibilidad que alimenta antiguos temores sobre la exportación de una colección de relevancia histórica singular.

La inminencia de la fusión ha propiciado que se reactiven movimientos sociales y políticos que, tres años atrás, ya reaccionaron ante la posibilidad de que los fondos saliesen de Asturias rumbo a Madrid, algo que finalmente no se concretó. Ahora, una de las propuestas que están sobre la mesa es la de solicitar la declaración de la colección como Bien de Interés Cultural (BIC), lo que obligaría a los propietarios a notificar cualquier movimiento de las obras y otorgaría al Principado derecho de tanteo en el caso de que los fondos cambien de manos. Es una solución análoga a la que, a juicio de algunos expertos, se debería ensayar en el caso de la “Inmaculada” del Greco que la Fundación Selgas ha tratado de vender al Museo de Budapest.

Autorretrato de Nicanor Piñole

Autorretrato de Nicanor Piñole

La extensión habitual del procedimiento para lograr una declaración BIC (se puede prolongar fácilmente por encima de los dos años) arroja dudas sobre su idoneidad en este caso, aunque la colección sería merecedora de esa catalogación legal. A decir de los expertos, la colección de la extinta Cajastur reúne cerca de 5.000 obras entre pinturas, esculturas y fotografías. Artistas como Jorge Oteiza, Darío de Regoyos, Orlando Pelayo, José Uría, Antonio Suárez, Nicanor Piñole o Evaristo Valle están representados en ella.

En 2011, cuando se constituyó Liberbank, la colección pasó a ser patrimonio del nuevo banco. Todo ese proceso de transición desde la antigua Cajastur estuvo pilotado desde el Consejo de Administración de la Caja, en el que estaban representantes del Principado, de los ayuntamientos de Oviedo y Gijón, y de los sindicatos. Pero ninguno de ellos reparó en el destino de la colección, un descuido que propició que un fondo de gran valor que, por haberse formado con los ahorros de los asturianos, tenía una disposición idónea para convertirse en público, acabara integrándose en el patrimonio de una entidad privada. Tres años después, en 2014, se creó la Fundación Bancaria Cajastur, y se tomó una decisión aparentemente salomónica respecto a la colección: los fondos adquiridos hasta el año 1999 pertenecerían a Liberbank, y los adquiridos desde el año 2000, a la Fundación. La cuestión es que la parte del banco es, a decir de los expertos, mayor y más valiosa que la otra.

Mientras el debate se calienta, desde la Fundación Cajastur mantienen la calma. “No vamos a entrar a rebatir ni a confirmar nada, no queremos dar carta de naturaleza a especulaciones ni ocurrencias”, aseguran fuentes de la Fundación, que en todo caso insisten en que los fondos que usan para fines sociales proceden de los beneficios de Liberbank, y que en el caso de que se produzca la fusión y se integre en un “banco grande, fuerte y solvente”, esos fondos de los que pueden disponer serán de más entidad.

En este sentido, resulta pertinente detenerse en la naturaleza de la Fundación Cajastur: en realidad, no se trata de una de entidad intervenida por Liberbank, sino que es accionista del banco. De hecho, con la fusión pasará a tener el 9,87% de Unicaja Banco, lo que convertirá a la entidad asturiana en el segundo mayor accionista tras la Fundación Bancaria Unicaja, que tendrá el 30,23%

La naturaleza de la Fundación Cajastur ha sido, durante estos años, una especie de garantía para que la colección permaneciese en Asturias. De hecho, aunque la entidad abandonó hace años sus acciones culturales para volcarse en lo social, sí que ha colaborado frecuentemente con museos de la región, y tiene en el horizonte una exposición con parte de sus fondos en el Museo Barjola, que fuentes de la Fundación confirman que se realizará sin ningún problema, pase lo que pase con la fusión. Pero la duda, que nadie aclara, estriba en si esa operación bancaria puede suponer que la colección se divida definitivamente en dos.

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