Carlos Duplá, “el ovetense que se enamoró del mar”, como se refirieron a él algunos de sus amigos más estrechos, tuvo ayer una despedida tan íntima como sentida en el tanatorio de Los Arenales, donde su amplia familia y una pequeña representación de su tertulia de los lunes y los jueves casi llenan el limitado aforo de la capilla a pesar del llamamiento de los allegados a limitar las visitas a causa de la pandemia.

La pérdida del que fuera director de la asesoría jurídica de Hunosa cayó como un duro golpe especialmente entre los veraneantes más clásicos de la localidad llanisca de Celorio, donde Duplá pasaba todos los veranos desde su niñez. Sus compañeros de batallas durante los veranos por el oriente asturiano coinciden en destacar su papel fundamental en pro de los deportes náuticos y aprovecharon su pérdida para proponer un homenaje que consideran más que merecido. “Propongo denominar Carlos Duplá al embarcadero de Celorio”, apuntó su amigo David Bayón tras emocionar a la familia con una dedicatoria que hizo pública a través de las redes sociales. “A pesar de desencuentros y borrascas, tuvimos muchos momentos de disfrute y mar, de compañerismo y recuerdos felices, de historias y batallas... y broncas”, indicaba Bayón al inicio de su escrito.

La familia se mostró muy agradecida por las muestras de apoyo y condolencias recibidas desde que tuviera lugar el inesperado deceso en la jornada del miércoles y lamentó no haber podido organizar un adiós mucho más multitudinario por las restricciones sanitarias. “Nuestra intención es hacerle un homenaje en Celorio cuando la pandemia pase”, indicó Beatriz Duplá, sanitaria e hija de Carlos Duplá, al que define como “todo un personaje”.

Por ahora, entre las propuestas lanzadas por quienes conocieron a Duplá está la de colocar una placa de bronce con su nombre en las proximidades del embarcadero en donde el jurista y promotor ovetense pasó tantos buenos momentos.