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Toni solanas | Arquitecto, rehabilitó la antigua fábrica de gas de Barcelona

“Oviedo debe rehabilitar la fábrica de gas en su conjunto y darle usos innovadores”

“El virus va a cambiar algunas cosas, pero la ciudad seguirá teniendo atractivo, lo que hay que hacer es renaturalizarla y llenarla de verde”

Toni Solanas.

El arquitecto Toni Solanas (Girona, 1946) es el artífice de la reconversión del edificio de oficinas de la antigua fábrica de gas de la Barceloneta (Barcelona) en La Fábrica del Sol, un centro de educación ambiental y sostenibilidad abierto a la ciudadanía. Este jueves (17.00 horas) participa en un seminario web sobre buenas prácticas en la rehabilitación organizado por el Colegio Oficial de Arquitectos de Asturias.

–Es usted artífice de un modelo de éxito de rehabilitación de una antigua fábrica de gas en desuso, algo que también persigue Oviedo. ¿Cómo deben afrontarse estas intervenciones en el patrimonio industrial urbano?

–Desde la vertiente patrimonial, para Oviedo esa fábrica tiene un gran valor de identidad de ciudad, de territorio. En Barcelona, cuando realizamos la intervención, la gente pasaba y alguno me decía que había trabajado en la fábrica y que se emocionaba al ver que iba a ser rehabilitada, conservada, aunque para unos usos distintos. Esto es un valor a tener en cuenta, pero hay otro del que se habla poco, que es el de la sostenibilidad a nivel urbano, que es mi especialidad. Estoy enterado de que en Oviedo tienen una polémica sobre si hay que conservar o derribar los edificios de la fábrica. Pues bien, tirar y volver a edificar tiene un impacto a nivel de cambio climático cinco veces peor que si se rehabilitara. Por tanto, lo importante es rehabilitar, ya que construir necesitamos poco cuando el crecimiento está estancado a nivel europeo. Por esto, por el valor patrimonial muy importante y por la necesidad de equipamientos que, según he leído, todavía tiene la ciudad, creo que lo mejor para Oviedo es rehabilitar lo que hay, algo que también incluye ese valor social de orgullo de ciudad. A veces se nos presenta una polémica falsa entre conservación e innovación. Parece que lo antiguo no pueda ser innovador, cuando la realidad es que sí lo puede ser. En su fábrica se pueden hacer muchos usos innovadores utilizando un edificio que es la tradición de la ciudad.

–Pero no viviendas, a su juicio.

–Hay un caso en Barcelona en el que sí se han hecho viviendas en una antigua fábrica y está muy bien, porque la tipología del edificio se prestaba a ello y no hubo que derribar. Lo que se hizo fue como meter una caja dentro de otra caja. Pero para la fábrica de gas de Oviedo yo no veo viviendas, veo usos culturales. Veo, por ejemplo, un museo de la tecnología y otras muchas cosas, pero viviendas no .

“La fábrica de gas tiene un gran valor de identidad y orgullo de ciudad para Oviedo"

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–En todo caso, se trata de una oportunidad de desarrollo urbano y social para Oviedo. ¿Desde qué ámbitos?

–En Barcelona hay una cosa muy simpática que consiste en abrir durante un fin de semana edificios que permanecen cerrados o que no se pueden visitar habitualmente. Que la gente entre en la fábrica y vea lo que hay es muy importante, aunque la primera impresión sea que en ella hay edificaciones viejas y que se están cayendo. Hay que mirar con los ojos de lo que es bonito e interesante. Hay construcciones preciosas y he visto una escalera que es una maravilla. Por cierto, resulta muy importante conservar el conjunto, algo que en Barcelona no se hizo, ya que se derribó mucho. En Oviedo pueden hacer un centro más potente y así atraerán a más gente. Salvando las distancias, ahí está todo lo que ha ganado Santander con el centro Botín. La fábrica es muy grande y se puede ir haciendo por partes, con usos culturales en su sentido más amplio, desde un museo a una sala de exposiciones. Igual hay un lugar que sirve para hacer un teatro o un circo. Aquí en Barcelona tenemos un circo en un sitio muy raro. También se podría ayudar a la gente joven o dejar algo para oficinas. O para la sede de una consejería..

–¿Va a cambiar mucho el coronavirus nuestro actual modelo de ciudad?

–Algunas cosas sí, pero no de una manera radical. Hay una línea de pensamiento según la cual todos nos vamos a ir al campo y no creo que así, aunque sería bueno para la España vaciada. La ciudad va a seguir teniendo atractivo, lo que hay que hacer es renaturalizarla y llenarla de verde. En las viviendas hay que ir hacia una mayor flexibilidad en los espacios y a más conexiones entre el exterior y el interior. El gran problema es la mercantilización de la vivienda. Mientras que sea un gran negocio no vamos a arreglar nada. Hay que considerarla como un derecho humano a salvo de la especulación, con nuevas fórmulas que creo que van a crecer bastante.

–Entre ellas la vivienda colaborativa o “cohousing”, por la que usted aboga.

–Es el futuro por varias razones y una de ellas es crear comunidad. En la mayoría de los edificios te encuentras al vecino en el ascensor y no sabes ni qué decir. Hay que crear lazos de cuidado y de ayuda mutua, mediante un modelo que inicialmente se pensó para la gente mayor pero que en la actualidad ya es intergeneracional.

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