La adicción al juego también se expande en Oviedo a ritmo de pandemia, pero este virus afecta sobre todo a los más jóvenes. Siete de cada diez personas que acuden en busca de ayuda al colectivo de Ludópatas Asociados en Rehabilitación del Principado de Asturias (LARPA) –una asociación con sede en la ciudad– tienen menos de 25 años y ya han tocado fondo. La crisis del coronavirus, lejos de frenar la curva ascendente de la ludopatía, ha traído consigo otro aumento preocupante de la adicción. “Solo en lo que va de 2021 ya tenemos el doble de casos nuevos que a lo largo de todo el año pasado. Las cuentas son bastante fáciles de hacer, salimos a un caso cada dos días”, explica Maxi Gutiérrez, que es el presidente de LARPA.

Gutiérrez asegura que el confinamiento del año pasado sirvió para frenar un poco las adicciones, pero después del encierro el problema volvió con mucha más fuerza. “En esos meses no se podía salir de casa y muchas de las casas de apuestas de internet cesaron su actividad porque no había deporte. Hubo quien aprovechó esta circunstancia para dejar el juego e incluso alguno que lo consiguió, pero a la mayoría le ocurrió lo contrario, volvieron como si quisiesen recuperar el tiempo perdido jugando compulsivamente”, señala. “Se abrió todo de golpe e incluso hubo un tiempo en el que los jóvenes salían de los bares para meterse en los bingos o en las casas de apuestas porque su horario de cierre era más amplio”, añade Maxi Gutiérrez, que también es presidente de la Federación Española de Jugadores de Azar Rehabilitados (FEJAR).

El perfil del joven ovetense adicto al juego es el de un varón de entre 18 y 25 años que apuesta a diferentes deportes a través de internet o en las casas de juego que se reparten por la ciudad, aunque en los últimos meses se han detectado otras variantes. También hay jóvenes enganchados al bingo online o a las ruletas digitales y cada vez son más los casos de chicas que piden ayuda en LARPA para dejar las máquinas tragaperras, ya sean físicas o por internet. “Antiguamente solíamos atender a varones de mediana edad que venían a las terapias con su mujer, pero últimamente, como los afectados son mucho más jóvenes, vienen con sus parejas y con sus padres porque toda la familia está desestabilizada a consecuencia de la adicción. Siguen viniendo personas mayores, pero lo cierto es que la gran mayoría son jóvenes”, afirma el presidente de la asociación de Ludópatas Asociados en Rehabilitación del Principado de Asturias.

Maxi Gutiérrez relata casos que ponen los pelos de punta y que están a la orden del día. Asegura que a LARPA llegan chavales con deudas de más de 30.000 euros derivadas de las apuestas y que incluso hay quienes acuden a prestamistas para después gastarse el dinero en una casa de juego. Tampoco es raro encontrarse con jóvenes que roban las pertenencias de sus familias para venderlas o con chicos que trapichean con drogas para después jugarse el dinero en un partido de tenis o en una carrera de galgos. “Las administraciones tampoco es que pongan mucho de su parte para acabar con esta lacra. Se ha permitido que haya más casas de apuestas en las ciudades que instalaciones para hacer deporte. No hay más que darse una vuelta por Oviedo. Algo estamos haciendo mal para permitir esto”, asegura Gutiérrez.

Los jóvenes de entre 18 y 25 años no son el único colectivo que preocupa en LARPA. También notan un aumento de los casos en menores de edad. “Lo que pasa es que a estos niños es muy difícil meterles en la cabeza que tienen un problema de juego y de nada nos sirve que sus padres los traigan de las orejas porque sí las terapias no son efectivas. Pero cada vez hay más”, dice Maxi Gutiérrez. También han subido las adicciones a teléfonos móviles y videojuegos.