En el análisis global de ese gran ecosistema biosanitario que empieza a crecer en Oviedo, una de las grandes patas se apoya y crece en la iniciativa privada. Más allá del conglomerado de centros públicos, Hospital y Universidad, el Instituto de Medicina Oncológica y Molecular de Asturias (Imoma) es uno de los grandes centros de la nueva capitalidad médica y de las ciencias de la salud de Oviedo. Y lo es no solo por su principal actividad, el tratamiento contra el cáncer, preventivo y terapéutico, utilizando la última medicina de precisión, tanto en radioterapia como en secuenciación genómica. El Imoma, que cumple en 2021 diez años desde que inauguró su servicio de oncología radioterápica con un acelerador lineal, implica en su día a día a otros médicos y centros investigadores, colabora con instituciones internacionales, con el HUCA, ayuda a la formación y desarrollo del talento regional y al retorno de los formados en centros de excelencia fuera de España.

Un detalle del acelerador lineal.

Ana Braña, gerente del Imoma, explica que “la actividad en el ámbito de la biomedicina de precisión ha facilitado el retorno y la fijación de talento en nuestra región”. Son los casos, detalla, de los doctores Rubén Cabanillas, formado en el HUCA, la Universidad de Oviedo y el Memorial Sloan-Kettering Cancer Center de Nueva York; Juan Cadiñanos, formado en la Universidad de Oviedo, el Dana Farber Cancer Institute de Harvard y el Wellcome Trust Sanger Institute (WTSI) de Cambridge, y Pablo Román, procedente también del WTSI de Cambridge, donde trabajó durante años en investigación genómica puntera.

De los profesionales que trabajan en el Instituto de Medicina Oncológica, han salido hasta ahora más de medio centenar de artículos en revistas científicas, buena parte de ellos vinculados a proyectos desarrollados por el Imoma. Son trabajos en “Science”, “Nature”, “Cancer Cell” o “American Journal of Medical Genetics”, como el que se publicó hace solo un mes en “Communications Biology” en colaboración con clínicos e investigadores españoles, suecos, alemanes y norteamericanos. Allí se describía la función que desempeña la proteína radixina en el oído interno e incluía dos familias con mutaciones en el gen que la codifica identificadas mediante el test OTOgenics, desarrollado en el centro.

Un secuenciador de ADN NextSeqSS0, de Ilumina.

El Imoma ha invertido desde su inicio en I+D+i. Si los accionistas han invertido más de diez millones de euros en las instalaciones y la tecnología, la Fundación María Cristina Masaveu Peterson ha aportado más de un millón de euros a los proyectos de investigación desarrollados en Oviedo.

La colaboración del Imoma se extiende a otros centros y otros profesionales. Con grupos de la Universidad de Oviedo y la Universidad de Cambridge, han logrado identificar nuevos genes y procesos implicados en el cáncer y en el envejecimiento. En colaboración con numerosos hospitales e institutos de investigación españoles, han liderado proyectos dirigidos a desarrollar nuevas herramientas que actualmente se emplean día a día para el diagnóstico genómico del cáncer, las sorderas y las cegueras hereditarias, enumera Ana Braña.

En la actualidad, se están llevando a cabo dos proyectos muy punteros. Uno está centrado en la caracterización genómica de pacientes y tumores sometidos a procesos de radioterapia en el Imoma y el otro es el proyecto ICARuS, a través de un acuerdo con la Escuela Politécnica Federal de Zúrich, en el que se trata de desarrollar un software para la automatización de la interpretación clínica de las mutaciones en los genes.

Visión de futuro

Ante el décimo aniversario del centro, Ana Braña también reflexiona sobre el camino a recorrer en la próxima década. “Queremos seguir a la cabeza de la innovación en el tratamiento del cáncer y el diagnóstico de las enfermedades genéticas, pero, sobre todo, estar más cerca de la sociedad asturiana, de modo que todo el mundo se pueda beneficiar de nuestros servicios y de nuestro equipo de profesionales. La principal lección que hemos aprendido en estos dos últimos años secuenciando tumores es que cada cáncer es único y que el cáncer es el buque insignia de la medicina de precisión que potenciamos en el Imoma. Como clínicos, nuestro último objetivo debe ser hacer realidad el mantra de la medicina traslacional: transformar el conocimiento en intervenciones preventivas y terapéuticas eficaces. Es importante que la sociedad asturiana sepa que nuestras consultas, tanto oncológicas como la de asesoramiento genético, están abiertas para ella. Y seguir colaborando para que las relevantes prestaciones de que provee nuestro centro se sigan coordinando con el HUCA en ciertas patologías y de esa sinergia puedan beneficiarse los pacientes dentro del sistema público”.