La fuente de los Cuatro Caños es toda una seña de identidad para La Corredoria y los habitantes del barrio le exigen al Ayuntamiento que haga lo necesario para que comiencen los trabajos de restauración de un monumento que lleva casi un año y medio dañado, concretamente desde que un conductor ebrio –el cabecilla de los “mayorinos” del Angliru– se estampó contra ella con su coche en julio del 2019. Héctor Carballo –uno de los siete jóvenes que se quedaron atrapados por la nieve en la Cueña les Cabres en enero del 2018 protagonizando un suceso viral a raíz de sus conversaciones con el jefe de sala del 112– arrojó aquel día una tasa de 0,78 en la prueba de alcoholemia y derribó uno de los símbolos de La Corredoria.
El Ayuntamiento explicó en su día que los daños provocados por el accidente serían subsanados cuando el Consistorio y la Dirección General de Patrimonio del Principado terminasen los trámites que requiere la intervención en una fuente que está declarada como bien de interés cultural, con categoría de monumento, desde el año 1993. Una vez pasado ese trámite, en mayo del año pasado, el Ayuntamiento sacó a licitación la recuperación de la Fuente de los Cuatro caños por un precio de 15.000 euros, pero al final no se llegó a un acuerdo con ninguna empresa y el concurso quedó desierto. “Unos por otros y la casa sin barrer. Primero que si Patrimonio, después que si el dinero... Lo único cierto es que la fuente sigue estando hecha polvo y que los vecinos de La Corredoria tenemos que ver cada día en el suelo un monumento que para nosotros es muy importante”, explica Maite Orozco, la presidenta de la asociación de vecino San Juan.
El último movimiento municipal con respecto a la fuente de los Cuatro Caños se produjo en octubre del año pasado, cuando el Ayuntamiento anunció que usaría tecnología de última generación como paso previo a la restauración del monumento diseñado por Manuel Reguera a finales del siglo XVIII. Los técnicos de la empresa Simetría Ingeniería llegaron a realizar una copia digital exacta del monumento en tres dimensiones, una radiografía milimétrica del conjunto que además de ayudar en la restauración serviría como modelo para trabajar si la fuente sufriese más daños en un futuro. El primer teniente de Oviedo, Nacho Cuesta, y el concejal delegado de Patrimonio, Luis Pacho, asistieron entonces al inicio de esos trabajos, que requirieron la utilización de aparatos como el láser escáner 3D. Los ediles de Ciudadanos dijeron ese día en La Corredoria que este tipo de “inventarios digitales” ya se están llevando a cabo en otros ayuntamientos asturianos y que son claves para la “preservación preventiva” del patrimonio.
