La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Luto en Trubia por la pérdida de una de sus guisanderas más emblemáticas: Fallece a los 82 años Marilí Menéndez, de Casa Puyo

Perteneciente a una fecunda saga trubieca de mujeres cocineras, hasta el último día mantuvo su actividad al frente de su cocina de carbón

Marilí Menéndez Fidalgo en la terraza de Casa Puyo. | Ana Paz Paredes

Marilí Menéndez Fidalgo, una de las guisanderas más celebradas del centro de la región por su trabajo en los fogones de Casa Puyo, en Trubia, falleció ayer de madrugada a los 82 años.

Mujer inquieta, alegre, dedicada al negocio familiar, hasta hace quince días seguía al pie del cañón, entretenida en sus guisos. Un inesperado contagio de covid la obligó a guardar cuarentena, primero, y a ingresar en el HUCA, después, con el trágico desenlace en la noche del lunes al mates.

Con la pérdida de Marilí, la saga de mujeres al frente de las cocinas de carbón junto al Nalón sufre otra baja, ocho años después del fallecimiento de Carmina Menéndez Fidalgo, en 2012. Les sobrevive Maruchi, la hermana mayor. Marilí Díaz, hija de Carmina y sobrina de Marilí y de Maruchi, heredera de esta fecunda tradición trubieca de cocineras, apenas podía contener ayer el llanto al recordar a su madre y a su tía, que tanta vida y pasión le trasmitieron en Casa Puyo.

Con la muerte de Carmina, Marilí Menéndez siguió al frente de la cocina del restaurante haciendo lo que tan bien sabía hacer, siempre “a su estilo”: el repollo relleno, las manos de cerdo, el rollo de bonito, las albóndigas de bacalao, cachopo de merluza, menestra en temporada, pixín alangostado por encargo, carne gobernada, fabes con almejas o los callos caseros.

Los fundadores y primer motor de Casa Puyo fueron sus padres, Veneranda Fidalgo y José María Fidalgo, “Puyo”. El negoció empezó como un “bar-tienda” que fue ampliándose con un reservado y luego convirtiéndose en casa de comidas. Allí nacieron y se criaron los ocho hijos de Veneranda y Puyo, aunque fueron las mujeres las que se mantuvieron detrás de los fogones. “Los paisanos trabajaban fuera y nosotras éramos las que estábamos siempre aquí”, contaba Marilí. Esta mujer fuerte y desenvuelta sufrió un duro golpe con el fallecimiento de su hermana mayor Carmina. “De ella”, contaba Marilí Menéndez, “lo aprendí todo, y hoy su hija es quien trabaja conmigo codo a codo”. Marilí, la sobrina, no podía olvidar ayer el buen estado de salud y las ganas de vivir que todavía acompañaron a su tía hasta el último momento, antes de enfermar. Todos los días en pie a primera hora, con su ejemplar de LA NUEVA ESPAÑA y su café.

Muchas veces premiada y reconocida por sus compañeros, Casa Puyo fue diploma de honor de Hostelería de Asturias en 2011 y en 2015 Mención Especial Antroxu de Oviedo.

El presidente de Otea, José Luis Álvarez Almeida, se refirió ayer a Marilí Menéndez como “una referencia en la tradición de la mejor comida familiar, la de siempre. Ejemplo de familia hostelera que labra su buena fama en una gastronomía basada en los platos tradicionales elaborados con mimo, con tiempo y con un trato muy cariñoso, familiar y entrañable a los clientes. Junto su hermana Marichu y su sobrina Marilí ha ofrecido lo mejor de nuestra tradición gastronómica y, como ovetenses, nuestros menús del desarme, el pote de Antroxu y la Ascensión”.

El funeral se celebrará hoy a la una de la tarde en la iglesia parroquial de Santa Teresa de Soto, en Trubia.

Compartir el artículo

stats