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Así será la Semana Santa en la Catedral de Oviedo: sin procesiones ni ramos

El Cabildo quiere sacar de nuevo el Santo Sudario el Viernes Santo con fuertes protocolos de seguridad para evitar contagios

Uno de los desfiles de Semana Santa en la Catedral antes de la pandemia.

Las principales celebraciones litúrgicas de la Semana Santa mantendrán toda su solemnidad en la Catedral de Oviedo, aunque con las restricciones que marca la pandemia de covid. El templo metropolitano recupera este año misas y oficios, que el año pasado no se realizaron por el confinamiento “duro” y se trasladaron a Covadonga, pero al igual que sucederá en el resto de la Diócesis, no habrá procesiones ni en el exterior ni en el interior de la basílica.

El Cabildo sí quiere mantener la tradición de exponer el Santo Sudario, junto con la Sábana Santa que se guarda en Turín, uno de los principales tesoros conservados ligado a la Pasión de Jesús, y sacarlo el día de Viernes Santo, aunque con toda clase de medidas de seguridad para evitar posibles contagios.

El Santo Sudario de Oviedo (conocido también como Pañolón de Oviedo) se encuentra depositado en la Cámara Santa y se trata un pañuelo de lino manchado de sangre y alguna quemadura de velas, de forma rectangular con una medida de 83 × 53 centímetros. Se le venera como una prenda funeraria de Jesús de Nazaret mencionada en el Evangelio de San Juan.

El Sudario se expone al público solo tres días al año: el Viernes Santo; el 14 de septiembre, Día de la Exaltación de la Santa Cruz; y el 21 de septiembre, día de San Mateo. El resto del año se encuentra a buen recaudo en el Arca Santa, tal como explica José Luis González, delegado de Liturgia del Arzobispado y canónigo de la Catedral.

El Arzobispado de Oviedo ha hecho públicas las normas de obligado cumplimiento para la celebración de los actos litúrgicos de esta Semana Santa, que estará marcada por las restricciones para evitar el avance de la pandemia en Asturias. Por este motivo, el arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes, ha sugerido facilitar la difusión de las celebraciones a través de las redes sociales, “animando a los fieles que no pueden asistir a su propia iglesia a seguir las celebraciones diocesanas como signo de unidad”.

“Haremos todo lo posible para que la Catedral sea un lugar seguro en el que la salud de los fieles esté asegurada”, señala José Luis González. “Una de las limitaciones afecta a una de las celebraciones más populares, la procesión de ramos y bendición, una tradición que llegó a Roma desde Jerusalén”, explica el sacerdote. En esta ocasión la misa comenzará con la señal de la cruz y el saludo del ministro. “Tampoco habrá entrada solemne desde el atrio, hemos optado por la fórmula más sencilla; no habrá bendición porque los ramos son para aclamar a alguien y en este caso no hay procesión y no hay a quien aclamar. Todo eso lo dejamos para el año que viene”, detalla el clérigo. La misa, presidida por el Arzobispo, se retransmitirá a través de internet. La lectura de la Pasión, habitualmente hecha por varias personas, la realizará un solo lector.

La misa Crismal del Martes Santo, en la que se lleva a cabo la bendición de los óleos de los enfermos y catecúmenos y la consagración del sagrado crisma, se celebrará a las once de la mañana, como es habitual, con representación del Consejo Episcopal, Cabildo de la Catedral, arciprestes, miembros permanentes del Consejo Pastoral Diocesano y Seminarios. Los fieles que espontáneamente quieran participar en la misa Crismal como otros años podrán hacerlo hasta completar el aforo permitido en la Catedral. El Jueves Santo no habrá visita al Monumento por el interior de la basílica, aunque sí se establecerá un tiempo para adorar al Santísimo. También se omite el rito del lavatorio de los pies. “Después de la comunión, se reservará el Santísimo en el Monumento que previamente se habrá preparado, omitiendo la procesión, para la adoración personal de los fieles posteriormente. La misa terminará con la oración para después de la comunión”, indica José Luis González.

El Viernes Santo, la celebración de la Pasión del Señor se desarrolla tal y como indica el Misal Romano. No obstante, la adoración de la Santa Cruz con el beso se limitará solo al celebrante, y los demás harán un gesto de piedad hacia la Cruz desde sus sitios. De forma tradicional, los fieles iban pasando, besando y adorando la cruz, un rito que este año se suprime.

La primera parte de la celebración, denominada Lucernario, se realizará en el presbiterio. Tras la monición inicial, que puede omitirse, se suprime la bendición del fuego y se procede a la bendición del cirio pascual, que se enciende y se coloca en su lugar.

Sin procesión ni aclamaciones, se cantará o leerá el pregón pascual. La liturgia bautismal se reduce únicamente a la renovación de las promesas del bautismo. Se omite la procesión a la pila bautismal y la aspersión. Esa parte finalizará con la oración de los fieles. El Domingo de Resurrección apenas habrá cambios en los rituales.

No se llevará a cabo la procesión del Resucitado, pero la misa solemne, presidida por el Arzobispo, sí contará con la asistencia de representantes de las seis cofradías ovetenses, que este año tampoco procesionarán.

Oviedo alberga unos 3.000 cofrades que forman parte de las seis hermandades registradas de forma oficial en la ciudad. Cada año se incrementa el número. La tradición se reanudó en 1995 cuando el Nazareno volvió salir a las calles, retomando la tradición interrumpida en 1968. Han pasado ya 26 años desde que los pasos volvieron a procesionar por Oviedo. Este será el segundo año consecutivo en el que la pandemia impedirá la salida de los pasos. No será impedimento para que las celebraciones religiosas aparejadas a estas fechas se lleven a cabo, eso sí, con toda clase de precauciones.

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