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El Principado actuará sobre las humedades de la cabecera de San Miguel de Lillo

El Consejo de Patrimonio acuerda declarar de interés cultural 56 bienes muebles de la Catedral, entre ellos las joyas de la Cámara Santa

Lillo

La consulta sobre la plaza de toros no fue el único asunto relacionado con Oviedo que se trató ayer en el pleno del Consejo de Patrimonio Cultural. El órgano aprobó además otras dos iniciativas beneficiosas para la ciudad: un proyecto de intervención para subsanar las humedades en la cabecera de San Miguel de Lillo y la declaración como Bien de Interés Cultural (BIC), máxima figura de protección contemplada por la legislación, de 56 bienes muebles de la Catedral de Oviedo.

El proyecto de obras en Lillo se centra en la mejorar la estanqueidad de las fachadas y corregir las humedades en el exterior de la cabecera: se trata principalmente de dar mayor vuelo al alero norte, con el objetivo de canalizar las aguas de lluvia y mejorar la impermeabilización de la cubierta. Además, se aplicarán tratamientos fungicidas y herbicidas en los niveles superiores interiores de muros y bóvedas, y se realizará otras intervenciones menores de limpieza.

Esta intervención estaba prevista para el año pasado, coincidiendo con el final de las obras de restauración de las pinturas murales, promovida por el Instituto del Patrimonio Cultural de España (IPCE). El Principado incluso tenía en sus presupuestos una partida de 50.000 euros para la intervención. Pero la revisión de las cuentas autonómicas para hacer frente a las consecuencias de la pandemia de covid-19 obligó a postergar la intervención para subsanar las humedades en el templo prerrománico, que ahora se pretende reactivar.

En relación a los 56 bienes muebles de la Catedral que ahora adoptan la consideración de BIC, Cultura inició dos años atrás este procedimiento con el objetivo de “completar la protección patrimonial con que cuenta el conjunto monumental desde 1931, y que se amplió en 1998 y 2015 con la inclusión de la Cámara Santa y el resto del complejo (catedralicio) en la Lista de Patrimonio Mundial de la Unesco”. En otras palabras: en vista de la protección del continente, Patrimonio consideró oportuno reforzar la del contenido.

Así, se hizo una selección de las principales obras muebles de la Catedral y el Museo de la Iglesia, incluyendo varios retablos, los restos de la sillería del coro de la Catedral, diversas cruces profesionales, dos dípticos, dos confesionarios y las joyas de la Cámara Santa, incluyendo el Santo Sudario y las cruces de los Ángeles y la Victoria.

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