Nacho de Paz (Oviedo, 1974), compositor y director de orquesta, ha resultado vencedor del I Premio Internacional de Composición “SGAE-CullerArts” para violín, convocado por la Sociedad General de Autores y Editores. La pieza ganadora, “Lichtstrahl 1” (“Haz de luz” en alemán), de unos nueve minutos, será de obligado estudio e interpretación para los concursantes en la fase eliminatoria de la III Edición del Concurso Internacional de Violín “CullerArts”, organizado por el Ayuntamiento de Cullera. El certamen, con un alto nivel técnico, se celebrará en septiembre. Nacho de Paz, casado con la periodista y musicóloga Eva Sandoval, con la que tiene una niña de 3 años, reside entre Madrid y Viena, donde es principal director invitado de la Orquesta Phace, una de las mejores de Europa en música contemporánea. El director es particularmente reconocido por su especialización en la música de los siglos XX y XXI. Su trabajo en el repertorio experimental de nueva creación es de referencia en España. Es titulado superior en Piano y en Composición.

–Llevaba diez años sin componer y un día en Viena le llegó la inspiración...

–Normalmente no compongo; de hecho, llevaba diez años sin hacerlo, pero la pandemia me dio la oportunidad de volver a escribir porque tenía tiempo libre. Supongo que ser director de orquesta me permite conocer muy bien el trabajo de otros y aprender muchísimo, algo que he incorporado en mis nuevas composiciones. La obra premiada nació en Viena, el pasado noviembre, una tarde después de ensayar con Phace, que dirijo desde hace seis años, para participar en el festival de música contemporánea Wien Modern.

–Un buen lugar para escribir música.

–Me tuve que quedar más tiempo, por las circunstancias de la pandemia. Mi apartamento está justo enfrente de la sala de ensayos de la Wiener Konzerthaus. Los músicos son tan buenos y estábamos tan felices de volver a tocar que llegué a casa supercontento. Había leído que la SGAE convocaba un concurso y mientras me preparaba una pizza me puse a escribir. Fueron mis músicos los que me inspiraron.

–La obra premiada, de estilo contemporáneo, se titula “Haz de luz” y será obligatoria para los músicos que participen en el concurso internacional de violín de Cullera, seguro que les va a hacer trabajar...

–Hago un símil con el estudio del espectro del sonido. La luz es esa metáfora de esperanza que tanto necesitamos. Es una obra melódica y espiritual, basada en música antigua de los siglos IX y XII, concretamente en la obra de las compositoras Hildegard Von Bingen y Kassia, la primera abadesa, muy influenciada por el gregoriano; la segunda, una sacerdotisa bizantina. Ambas fueron mujeres sabias, que hacían poesía, estudiaban la naturaleza y cultivaban el saber.

–Hildegard Von Bingen, la sibila del Rhin, fue famosa por sus composiciones en tesituras muy agudas, llenas de adornos.

–Escribía para las monjas de la abadía. Casi todo lo que se componía era para ser interpretado por hombres. Dicen que en algunos pasajes las cantantes conectaban con Dios, en realidad se desmayaban por falta de oxígeno. Vivió cerca de Fráncfort y era de origen irlandés y celta, algo que siempre me ha llamado la atención de su figura, quizá por cercanía a Asturias.

–¿Es posible que Hildegard conociese la obra de Kassia?

–Kassia también fue una poetisa, dedicada a la religión y a la música. No es probable que su obra, del siglo IX, llegase hasta el Sacro Imperio Germánico en el siglo XII. Existen unas grabaciones magníficas de unas cantantes alemanas y sí encontré paralelismos. Dudo que Hildegard conociese la obra de Kassia, pero ambas tienen el gregoriano como raíz e influencia de la música de India.

–Vivió en Alemania y desde hace diez años reside entre Madrid y Viena, ¿Asturias no entra en sus planes?

–¡Más bien diría lo contrario! En Asturias no se hace música contemporánea, que es a lo que yo me dedico. Gustan cosas más conservadoras como la zarzuela. A veces me siento como un turista en mi propia ciudad.

–El viernes estrena en Madrid con la Orquesta Nacional, ¿contento de volver a los escenarios?

–Mucho. Tengo la agenda llena de compromisos, que incluyen colaboraciones con el Teatro Real, Wiener Konzerthaus, Arte TV, Orquesta Sinfónica de Bilbao, Barbican Centre London, Philharmonie Luxembourg, Berliner Festspiele, Wien Modern, las óperas de Fráncfort, y Graz y la Orquesta Sinfónica de Barcelona y Nacional de Cataluña.

–Estudió piano y composición, pero se centró en la dirección. ¿Dará un nuevo giro?

–Hace años gané tres importantes certámenes internacionales de composición, aunque en los últimos veinte años la vida me llevó por el camino de la dirección. Este premio es muy estimulante, como volver a sentir esa llama de la composición. De hecho, el viernes estreno con la Orquesta Nacional y en vez de preparar el ensayo estoy componiendo.

–Otro de sus proyectos es dirigir bandas sonoras para películas mudas.

–En este tipo de proyectos con multimedia está Canal Arte por medio, este verano voy a grabar otra película. Resulta muy gratificante, te encuentras joyas.

–Ha escogido uno de los caminos más difíciles dentro de la música, y lo recorre con éxito. ¿Se siente afortunado?

–Siento que cada día me tengo que reinventar; en esto nunca estás sobre un suelo firme. En la pandemia tuve 24 cancelaciones, fue muy duro. Ahora parece que llega la recuperación.