Lo de anoche en el teatro Campoamor iba de dar publicidad y de reivindicar la labor de las mujeres en la música a lo largo de la historia, especialmente de las compositoras. Y la Fundación de Cultura, aunque ya lejos del 8-M, brindó a Oviedo Filarmonía la oportunidad de hacerlo. En el teatro Campoamor, la orquesta interpretó tres obras compuestas por mujeres bajo la batuta de la directora Isabel Rubio: “Mensaje interestelar”, un estreno absoluto compuesto por la ovetense Raquel Rodríguez; “Obertura en do mayor”, de Fanny Mendelssohn; y “Sinfonía n.º 1 en mi menor”, de Florence Price. Para redondear la gran noche femenina, el concierto sirvió también como homenaje a la popular Concha Quirós, propietaria y alma de la librería Cervantes, en la calle Doctor Casal, recientemente fallecida. Un envoltorio perfecto para un recital denominado “Mujeres en la música”. Y aunque Quirós donde destacó fue entre libros, su carácter luchador, siempre a favor del feminismo y del reconocimiento del trabajo de las mujeres, encajaba perfectamente con el objetivo del concierto.

El homenaje a Quirós consistió en la lectura de ocho frases que la librera solía repetir en defensa de la mujer y de la lectura y que fueron previamente seleccionados por los trabajadores de la librería Cervantes; y en una proyección de fotografías de la protagonista. Entre las frases más destacadas de Quirós que se leyeron en el Campoamor estaba: “La lectura es la mejor medicina”, “Los libros están vivos y por eso no debemos dejarlos quietos, hay que regalarlos o compartirlos” o “La de librera es la mejor profesión del mundo”.

Tras el hondo y sentido homenaje a la carismática librera, todo el protagonismo recayó sobre Oviedo Filarmonía.

La otra nota emocionante de la noche la puso la compositora ovetense Raquel Rodríguez. Su “Mensaje interestelar” redondeó la cita y el programa. La obra está enmarcada en el “Proyecto Beethoven” que se está llevando a cabo con motivo del pasado 250 aniversario del genio de Bonn. Emocionada, la ovetense salió a saludar y a agradecer el cariño brindado hacia su obra por parte de sus paisanos que prácticamente abarrotaban el teatro Campoamor.

El concierto sirvió para rendir tributo a la librera fallecida, cuya imagen aparece proyectada sobre el escenario. | I. Collín

Al frente de la agrupación asturiana se situó la directora murciana Isabel Rubio, quien no dudó en dirigirse a los espectadores para valorar la importancia de la asistencia de público a los conciertos y la necesidad de seguir estrenando obras en un contexto tan complejo como el actual.

Todo el concierto estuvo marcado por una orquesta bien ensamblada y con mucha concentración que se mostró totalmente en sintonía con la nítida dirección de Rubio. Luciendo un color muy rico, las diversas secciones de la OFIL desplegaron su buen hacer e hicieron gala de un nivel notable ante un público entregado que no dudó en aplaudir al final de los movimientos de la sinfonía de Price. Ante los insistentes aplausos, bisaron el tercer movimiento de dicha sinfonía a modo de agradecimiento, en un concierto teñido de morado donde se pudo apreciar que música y mujer van de la mano, ya sea en su faceta de compositora, intérprete o directora.