El Real Instituto de Estudios Asturianos (RIDEA), antes simplemente Instituto de Estudios Asturianos (IDEA), lleva 75 años atesorando el saber regional en diferentes campos, pero aún no ha logrado conectar plenamente con la Universidad para convertirse en altavoz de la divulgación científica de la institución académica.

Así lo puso ayer de relieve el catedrático de Derecho Administrativo y miembro de la entidad Leopoldo Tolivar Alas durante la mesa redonda en la que se debatió acerca de la labor investigadora y cultural del RIDEA en los últimos 75 años en los apartados de Ciencias y Ciencias Sociales, en la que intervinieron también el catedrático de Botánica Tomás Emilio Díaz González y el médico pediatra Venancio Martínez Suárez, miembros de la institución, así como Ramón Rodríguez, su director. El rector de la Universidad, Ignacio Villaverde, aunque con retraso por problemas de agenda, asistió al acto.

“La relación con la Universidad es muy estrecha en lo personal y en lo institucional, pero desconectada con la divulgación científica, y eso es un problema que debemos resolver”, indicó Tolivar. “Esta cuestión evidencia también el poco interés regional de muchas líneas de investigación de la Universidad”, reconoció el catedrático. “Debemos aunar esfuerzos para hacer más atractiva la pertenencia a este instituto, que debe ser la primera institución asturianista y hacer una piña para ocupar el lugar que nos corresponde”, añadió. “Fomentar los estudios asturianistas no significa caer en localismos”, aclaró Tolivar, quien destacó también la importante presencia de los estudios económicos desde la fundación del Instituto, en 1945. Entre los investigadores mencionó, en pedagogía, a Florencio Friera; en etnografía, a Constantino Cabal, y en el ámbito jurídico, a José Luis Pérez de Castro con su obra sobre los señoríos episcopales, de 1987. Los dos tomos de Juan Luis Rodríguez-Vigil y Martín Caicoya sobre la sanidad pública y el trabajo sobre Juan Álvarez Corujedo acerca del comercio exterior asturiano fueron otras de las obras destacadas. Tomás Emilio Díaz relató el papel fundamental del RIDEA en la defensa y conservación de la naturaleza asturiana, abanderando iniciativas como la declaración del bosque de Muniellos como reserva natural, en 1949. “Tuvieron que pasar 40 años para obtener la declaración, pero denota el interés del RIDEA en esa defensa del patrimonio natural”, indicó. Recalcó la publicación de libros sobre geología y mapas geológicos y textos sobre botánica como el de Javier Puyol, relativo a la flora asturiana. El “Boletín de Ciencias” del RIDEA, ahora denominado “Boletín de Ciencias y Tecnología”, contó con directores como el catedrático de Minas José Antonio Martínez o el médico Enrique Junceda. Actualmente su responsable es Juan José Mangas, investigador del Serida. Díaz hizo hincapié en estudios sobre especies endémicas como la centaura de Somiedo, descrita por el padre Laínz, o el estudio de Adoración Abella sobre el pastoreo en la Cordillera.

Venancio Martínez, que presentará un trabajo sobre los médicos que han pasado por el RIDEA, resaltó el carácter humanista como rasgo común. “Todos fueron y son grandes escritores, con clara preferencia por cuestiones asturianas”, señaló Martínez. En la lista figuran Severo Ochoa, Francisco Grande Covián, Gregorio Marañón, José Ramón Tolivar, Melquíades Cabal, Enrique Junceda, Adolfo Barthe y Martín Caicoya, entre otros.

Conferencia de Casteleiro

El RIDEA acogerá el próximo jueves, día 25, a las siete de la tarde, la conferencia “Palabras y expresiones con historia. Materiales asturianos del Diccionario Geográfico Popular de España, de Camilo José Cela”, que impartirá Luis Casteleiro Oliveros, miembro de la institución.