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“Nora”, el avatar ovetense que atenderá a los pacientes de la sanidad asturiana

La empresa UpIntelligence desarolla un proyecto de I+D capaz de realizar el "pretriaje" de los enfermos

La asistente virtual “Nora”, que se testará en el servicio de Urgencias.

“Buenos días, soy Nora y estoy aquí para ayudarle. Por favor, mire a la cámara. Se le está midiendo la temperatura...”. La realidad virtual desembarcará en la sanidad asturiana de la mano de la empresa UpIntelligence. Desde una pantalla, una “siri” con pijama azul y fonendo al cuello, recientemente bautizada como “Nora”, será la encargada de hacer el triaje de los pacientes. La nueva sanitaria virtual estará en prácticas y, de dar buen resultado, podría hacerse con una plaza en propiedad en la sanidad asturiana. La mujer hecha de píxeles les tomará la temperatura a la entrada del centro sanitario, hablará con ellos (en castellano, inglés o asturiano) y, en función de la información que recabe, les dirigirá a un sitio u otro del hospital. Dicen sus creadores que el sistema, fruto de un proyecto conjunto con el Instituto de Investigación Sanitaria del Principado de Asturias (ISPA) y la Universidad de Oviedo, no solo aumentará la seguridad de los sanitarios, evitando un contacto innecesario con los pacientes, también ayudará a recabar datos de forma inmediata para estudiar posibles picos epidemiológicos. La idea de la empresa no es "reducir personal, sino instalar un sistema complementario que ayude a protegerlos" y, en el largo plazo, la voluntad es que el mismo avatar llegue a todas las instalaciones del servicio de salud asturiano y, así, tener todos los posibles brotes bajo una vigilancia inmediata. Lo que enlaza con otro de los proyectos de la última empresa en instalarse en el Vivero de Ciencias de la Salud, la aplicación del análisis de datos a la salud. UpHealth, la marca biosanitaria de UpIntelligence, llegó al “vivarium” a finales del mes de enero y aterriza en Prado de la Vega con varios proyectos debajo del brazo. “Nora”, el avatar que pretende cambiar el funcionamiento de los triajes, un sistema de big data para adelantarse a las demandas sanitarias, un lápiz capaz de medir el dolor de los pacientes y un depurador de aire que aniquila virus con luz ultravioleta.

Óscar Cosido, uno de los socios de UpIntelligence, cuenta que se trasladaron a “la milla de la bata blanca” por lo mismo que tantos otros, por una cuestión de cercanía, por aprovecharse de las sinergias de esa especie de clúster que se está creando en Oviedo. Ellos, que vienen de aplicar la realidad virtual y las nuevas tecnologías al sector turístico, tenían varias ideas para trasladar su conocimiento al sector de la medicina. Pero no despertaban interés, no el suficiente para captar financiación.

Sin embargo, hace un año, todo cambió. La pandemia, que ha bajado la persiana de tantos negocios, ha sido el mejor acelerador de proyectos para las empresas vinculadas al mundo biosanitario.

“De repente, de un día para otro, todo viró hacia la tecnología y la salud, y no solo hacia lo que tiene que ver con el covid. Lo que antes no despertaba interés, ahora todo el mundo lo quiere”, relata sobre un aparato de reluciente metal negro que ronronea suavemente. Es lo que llaman un “aseptizador”, lanzado al mercado hace menos de un mes. El purificador de aire no funciona como otros que llena los espacios de ozono para acabar con los virus. Este, explican, atrae el aire y lo “quema” con infrarrojos y luz ultravioleta. Esto, explican, es mucho más eficiente y es capaz de “limpiar” espacios de unos 80 metros cuadrados. Sus ingenieros están trabajando en nuevos modelos capaces de mantener depurados espacios mucho más grandes. La idea es crear modelos más atractivos e integrados que, además de proteger de los virus que se esparcen por el ambiente, sirvan a su vez como elementos de decoración.

En Cabueñes probarán otro de sus productos más prometedores, el lápiz de dolor. En el hospital de Gijón se comenzará a testar un prototipo que ya tiene varios pretendientes fuera de España.

El prototipo del lápiz de dolor, hecho de resina con una impresora 3D, tratará de “objetivar” las dolencias de los pacientes, hasta ahora algo subjetivo. Aplicándolo sobre la zona dolorida, el lápiz, llamado UPain, toma datos que se reflejan en una tablet, ofreciendo a los sanitarios datos más fiables con los que trabajar.

La compañía, fundada en Gijón en 2017, tiene ahora seis empleados con titulaciones muy diversas en su marca biosanitaria. Biólogos, ingenieros y arquitectos que colaboran en los proyectos de la mercantil. Desde la empresa consideran que éste es justo “uno de los puntos fuertes de la compañía”, que cuenta, así, con una visión más amplia de los retos a los que se enfrenta a la hora de hacer realidad sus ideas.

El traslado al Vivero de Ciencias de la Salud busca afianzar las relaciones de UpIntelligence no solo con el hospital y las empresas vecinas, sino también con otras instituciones con las que colaboran como la FINBA, la fundación que acoge el ISPA. Ahora mismo, con idea de terminar de instalarse en el “vivarium”, al que llevarán sus talleres, esperan que las administraciones abran el melón de la Fábrica de Armas de La Vega para, cuando esas puertas estén abiertas, poder hacerse un hueco en el gran polo biosanitario que tiene que nacer en Oviedo.

“Está claro que así será, hay voluntad política, hay intereses y es algo necesario para el futuro de la ciudad”, estima Cosido.

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