El nuevo referente investigador de Oviedo empieza a florecer en medio de la milla de la bata blanca. Los trabajos de construcción de la sede del Instituto de Productos Lácteos de Asturias (IPLA) en La Corredoria avanzan ya a pleno rendimiento desde los cimientos con vistas a ser concluidos a mediados de 2022. El proyecto, una inversión estatal de 9,5 millones de euros. supondrá, según los miembros de la institución, “un gran salto” para la investigación en la región. “Estamos muy ilusionados por las muchas puertas que nos abrirá este edificio”, admite la directora del IPLA y delegada territorial del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), María Fernández.

El nuevo templo de la ciencia ovetense se levanta junto a otro emblema científico local. Al lado del Instituto del Carbono puede verse ya un gran boquete en el que varias máquinas trabajan en la construcción de los cimientos de un inmueble pensado para ofrecer 5.000 metros cuadrados de superficie frente a los 1.100 con los que cuenta la actual sede del Instituto en Villaviciosa. “Para los 51 trabajadores que formamos esta familia será un grandísimo paso”, comenta una Fernández visiblemente encantada con la apuesta estatal y convencida de que “la pandemia ha puesto de relieve la importancia de la investigación y esto es una prueba”.

Por encima de la amplitud del nuevo hogar del IPLA, sus integrantes consideran primordial su cercanía a otros polos investigadores asturianos. “Hoy en día es indispensable trabajar en colaboración con el HUCA o la FINBA y con la nueva sede estaremos más cerca que nunca”, se felicita Fernández sobre un mérito que achaca en gran parte a su antecesora como delegada territorial del CSIC, Ángeles Gómez, la cual abandonó el cargo el pasado febrero para incorporarse al equipo de presidencia del máximo organismo científico del país.

De momento, las obras, iniciadas el pasado enero, van viento en popa. Los técnicos aseguran que el calendario se está cumpliendo y salvo algún imprevisto de última hora, el contenedor del ambicioso proyecto científico del IPLA estará listo para junio de 2022. No obstante, una vez rematado el inmueble, será necesario amueblarlo e iniciar el traslado de Villaviciosa, lo cual podría demorar la apertura del nuevo centro hasta finales del próximo año.

Actualmente el IPLA cuenta con 51 empleados, de los cuales la mitad son funcionarios fijos y el otro 50% personal contratado puntualmente para desarrollar los diferentes proyectos científicos. La oportunidad de contar con un mayor espacio de trabajo abrirá la puerta a un hipotético refuerzo de la plantilla, siempre y cuando se cumplan las promesas de las administraciones de reforzar en un futuro inmediato las partidas destinadas a investigaciones que, en el caso del Instituto de Lácteos, suelen realizar importantes aportaciones en materia de la influencia de la nutrición en la salud.

El aterrizaje de esta institución en la ciudad amplifica la aspiración política y empresarial de desarrollar un gran polo biosanitario en la capital asturiana. El HUCA, la FINBA, el ISPA, el Incar, el Vivero de las Ciencias de la Salud o las instalaciones de la Facultad de Medicina en el complejo de La Cadellada son algunos de los eslabones de una cadena investigadora a la que podrían sumarse pronto otros proyectos como el ansiado vivero de empresas del sector en los terrenos de la fábrica de armas de La Vega o el nuevo centro de transfusiones junto al hospital.