La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Los mayores de Oviedo avanzan hacia la normalidad: Deportes recupera la gerontogimnasia trece meses después

“Lo necesitábamos como el comer”, dicen las asistentes a las clases deportivas personas de más de 60 años

Por la izquierda, Ana Soto, Esperanza Menéndez, Piedad Suárez, Avelina Álvarez, Lucía Cabal, Teresa Mas, Charo García, Margot Menéndez y Cristina Hevia junto a Gustavo Gutiérrez (agachado), ayer, en Pumarín. | Irma Collín

“Tengo muchas ganas de movimiento, pero tanto confinamiento estoy como un pato mareáu”. El DNI de Piedad Suárez dice que tiene 81 años, pero si la edad se midiera por vitalidad podríamos estar hablando de una veinteañera. Muy activa tanto en casa como de puertas afuera, la pandemia supuso para ella una especie de condena. Desde hace 15 años es una incondicional de las clases municipales de gerontogimnasia, que recuperaron ayer su normalidad tras un parón de trece meses iniciado con la declaración del primer estado de alarma. “Lo necesitábamos como el comer”, indicó la octogenaria ejerciendo como portavoz de un grupo de una decena de mujeres que volvieron a sentirse vivas siguiendo las instrucciones del monitor Gustavo Gutiérrez en el polideportivo de Pumarín.

Si bien en verano se organizaron algunas actividades al aire libre y el Consistorio trató de paliar la falta de estas concurridas actividades con clases online, la mayoría de los integrantes de los 34 grupos de actividades deportivas a techo para mayores de 60 años apenas practicaron ejercicio desde marzo del año pasado. “Desde que salió en las noticias que el Principado relajaba las medidas, el teléfono no paró de sonar”, explica Víctor González, coordinador de monitores de los cursos que, además de gerontogimnasia, también ofrecen especialidades como el yoga o pilates.

Por la izquierda, Ana Soto, Avelina Álvarez y Esperanza Menéndez realizando ejercicios en el polideportivo de Pumarín. | Irma Collín

Las participantes destacan la importancia de estos talleres de dos horas semanales para hacer vida social. “Te mueves, te relacionas con gente y lo pasas bien”, comenta Lucía Cabal, entusiasmada con poder volver al parqué de Pumarín tras un largo periodo de inactividad, cuyas consecuencias hicieron dudar a muchas sobre su vuelta al ruedo. “No sé si podré levantar los brazos como antes, pero lo intentaré”, indicó Esperanza Menéndez, vecina de Pando y sabedora de la importancia de mantenerse en forma para ganar calidad de vida. “Me valgo bien, pero una no se puede despistar”, advierte.

Aunque casi todas dicen tener “mucho respeto a la pandemia”, la mayoría se muestran más seguras al recibir las vacunas. “Aunque hay que tener cuidado igual, el miedo ya no es el mismo”, confiesan unas mujeres “inmensamente alegres” por el simple hecho de poder hacer ejercicio de nuevo.

Compartir el artículo

stats