La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Gabriel Bermúdez: “ ‘La Revoltosa’ de Oviedo mira por los derechos de la mujer”

El barítono interpreta a uno de los protagonistas del sainete en el montaje del Campoamor

Gabriel Bermúdez, en el Campoamor. | IRMA COLLÍN

El barítono madrileño Gabriel Bermúdez dará vida en el Campoamor a Felipe, uno de los protagonistas del sainete lírico “La Revoltosa”, de Federico Chueca, que se estrena mañana en el Campoamor, a partir de las 19.00 horas, formando programa doble con el pasillo veraniego “Agua, azucarillos y aguardiente”, con música de Chapí. Una función, asegura el barítono, que permitirá al público redescubrir la obra de Chueca, actualizada y con una clara componente feminista.

Este programa doble es una nueva producción hecha en Asturias. Con las entradas agotadas desde hace semanas para las dos únicas funciones (la de mañana y la del sábado, también a las 19.00 horas), Bermúdez adelanta un poco las claves de la producción de “La Revoltosa”, a la que se refiere como “muy dinámica”, y que tiene la particularidad de que “los diálogos originales, referentes a la época de 1897 han sido modificados y trasladamos la acción al año 1969, alterando las expresiones populares y la forma de hablar”. A juicio del barítono, el género chico, muy inmediato en sus temas a la época de finales del siglo XIX, “se adapta ahora a este nuevo periodo. Hay bastantes reivindicaciones de los derechos de la mujer y también políticos, con algunos personajes contrarios al régimen, y mujeres que reivindican su libertad para vivir su vida sin tener que atarse a un hombre”, explica.

El personaje de Felipe, que interpreta el barítono, también se ve afectado por todas las nuevas cuestiones introducidas por el director de escena, Curro Carreres. “Sobre todo en el lenguaje, que abandona el casticismo madrileño, tan propio de este tipo de obras, y que se ha desplazado y sustituido por un lenguaje quizá más cercano al nuestro”. Apunta el barítono madrileño que el personaje original del libreto de los dramaturgos José López Silva y Carlos Fernández Shaw “no tiene unas connotaciones políticas marcadas, pero en esta producción sí que están ahí; cambia bastante y hemos hecho un trabajo distinto” con respecto al original estrenado al término del siglo XIX. “No debemos entender ‘La Revoltosa’ como reivindicativa ahora, lo que se ha querido plasmar es el ambiente del patio de vecinos, en el que cada uno de ellos tiene su propia opinión, y que no deja de ser un reflejo de la sociedad actual”, reflexiona.

El mayor reto que se le plantea a Gabriel Bermúdez con el personaje es que “todo el mundo lo conoce, sobre todo el dúo con Mari Pepa. Estoy convencido de que, incluso aunque haya gente a la zarzuela no le llame la atención, seguro que lo han oído en alguna ocasión”. Sin embargo, la popularidad de “La Revoltosa” y sus melodías no condiciona al barítono: “Me apetece mucho subirme a escena, porque es un título que nunca había cantado antes; sí que he cantado el dúo muchas veces en concierto, pero nunca antes la obra entera”.

El esfuerzo que ya supone poner en pie una zarzuela se complica a causa de la pandemia. “Intentamos llevarlo con normalidad, pero cambia mucho. Trabajamos con la mascarilla en todo momento durante los ensayos, nos hemos hecho pruebas e intentamos mantener las distancias”, señala Bermúdez, poniendo de relieve la dificultad de juntar a mucha gente sobre el escenario. “Una de las cuestiones que nos planteábamos ayer (por el lunes) era si podrá haber beso al final entre los dos protagonistas o no”, revela.

Bermúdez confía en que después del verano, y con la vacuna se pueda retomar el trabajo en los teatros con más normalidad. “Casi todo lo que hago está suspendido, en torno a un 75% de mis actuaciones desde el mes de marzo pasado se han suspendido, porque fuera de España están todos los teatros cerrados”, señala. Lo peor, a su juicio, son los gastos que tiene que asumir el artista, sin la garantía de poder actuar y, por lo tanto, cobrar: “Puede ocurrir que si los ensayos empiezan, estés un mes en una ciudad ensayando corriendo todo por tu parte y luego suspendan las funciones; además de no cobrar tienes que poner tu dinero”. El problema para Bermúdez es que los artistas no cuentan con un respaldo laboral como el de otros profesionales. “Lo más dramático es que en ocasiones son teatros estatales los que te contratan, cancelan y no se hacen cargo de las consecuencias que se derivan de esa decisión; algo seguro se podría hacer, pero no se hace”.

Compartir el artículo

stats