En un despacho del campus del Milán, el entonces doctorando Christian Franco Torre y el catedrático Vidal de la Madrid, su director de tesis, hablan horas y horas sobre cine español. Empiezan a centrar esas conversaciones sobre la recreación que se hace en las películas de los años cuarenta de obras pictóricas de carácter histórico del siglo XIX. Ahí está el germen del libro “La poética del asedio. Cine e historia en la autarquía” (Shangrila), que Franco Torre, ya doctor en Historia del Arte y redactor de LA NUEVA ESPAÑA, presentó ayer en el Museo de Bellas Artes de Asturias.

El autor encontró que no era un hecho casual o de un solo director ese afán por recrear cuadros históricos, sino que son muchos los cineastas que “para fijar hechos históricos recurren a la recreación de esos cuadros”. Unas obras pictóricas muy conocidas, como demostró ayer el propio Franco. Propuso un juego a los asistentes a la presentación. Los llevó al cine el día de Navidad de 1951 para ver la película “Alba de América”. Les mostró también el cuadro “Primer desembarco de Colón en América”, de Teófilo Puebla. La obra, de finales del siglo XIX, se reprodujo en multitud de soportes, como demostró Franco Torre. Se podía ver en cromos, en envoltorios de dulce de membrillo, en una caja de turrón y hasta en billetes de una peseta, “cuando el espectador llegaba al cine ya tenía asimilada esa imagen en su memoria y, por tanto, la tomaba como real, como documental, “y, una vez que crees que lo que estás viendo es documental histórico, el cine permite al franquismo adoctrinar sobre cuestiones ideológicas”, explicó Franco.

El autor incidió en que esas recreaciones de cuadros “funcionaban como punto de anclaje en la mentalidad del espectador, pero lo importante no es el descubrimiento de América, sino el papel de la mujer o del cristianismo”.

Franco Torre estuvo acompañado por su director de tesis, que insistió en que el trabajo “es ya parte fundamental de la bibliografía sobre el cine español”, máxime al centrarse en una época, los años cuarenta, y un subgénero, el cine histórico, que “tradicionalmente ha sido olvidado o incluso maltratado”. De la misma opinión es su hermano, el también doctor en Historia Juan Carlos de la Madrid, que destacó que la obra de Franco Torre “es un libro de historia que además no cae en la confusión entre historia y memoria”.

Ambos, junto a Alfonso Palacio, director del Bellas Artes, aplaudieron el acierto del autor a la hora de abordar esa recreación de obras artísticas del XIX como elemento esencial del cine de los cuarenta.