Sara Bárcena de Cuendias estudió Filología e hizo la tesina sobre la dramaturgia de Carmen Resino, pero en aquellos años finales de Facultad empezó a oír hablar de un poeta que andaba por las mismas calles, las del Oviedo antiguo, las mismas plazas, Feijoo, y los mismos bares, el Cundo, el Antón, el Feijoo. Era Aurelio González Ovies.

Sintió que “la llamada de la voz poética de González Ovies era poderosísima”. No conocía a la persona, pero sí sus primeras obras. Así que la doctoranda habló con su director de tesis, Antonio Fernández Insuela, y le dijo que quería cambiar, que quería dejar lo del teatro y pasarse a las musas.

Insuela aceptó el cambio y Bárcena se puso a trabajar sobre la poesía de Aurelio, que, por otra parte, seguía creciendo. Tomada la decisión, tuvo que pasar tiempo hasta que conociera en persona al poeta y hasta que se pusiese a escribir la tesis.

Sara Bárcena se fue adentrando todavía más en la poesía del gozoniego y descubrió dos cosas. Por un lado, “la belleza de la palabra”, y por otro, que González Ovies “es un hombre que no quiere ser poeta”.

Mientras trabajaba en la tesis, Sara Bárcena, hoy directora del colegio de los Dominicos, ya había iniciado su carrera profesional. La poesía de González Ovies estaba siempre presente en sus clases porque “esa poesía de la experiencia es sencilla para adentrar a los alumnos en los versos”.

Eso le ha acompañado durante los 29 años que ya lleva en las aulas. Aurelio “forma parte del patrimonio educativo, afectivo y poético” de toda la carrera de Bárcena como docente. Además, se ha encontrado “la generosidad” del autor para con los alumnos.

Todo eso y mucho más está ahora plasmado en “La obra poética de Aurelio González Ovies”, que acaba de llegar a las librerías con el sello de Ediciones Trabe.

El libro es un resumen, corregido y adaptado, de la tesis doctoral de Sara Bárcena. Un trabajo que le ha llevado años y muchas noches sin dormir. Horas de descanso en el colegio en las que se ponía a trabajar y sus propios alumnos le llevaban café.

Lejos queda aquella charla en el ya desaparecido Café Dólar en la que al fin la investigadora y el poeta se pusieron cara. Y lejos quedan esas tres primeras líneas de la tesis que Bárcena le presentó a Aurelio después de un viaje familiar recorriendo Portugal.

Ahora González Ovies es protagonista de un libro no escrito por él.