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El comercio ovetense resistió el golpe de la primera ola de la crisis del coronavirus

Los últimos datos muestran un leve descenso general en las licencias durante 2020 y cómo los negocios renacen en zonas menos comerciales

Ángel Blanco, de la tienda de ropa Envidia Sana del Fontán Luisma Murias

El pequeño comercio de Oviedo resistió la primera ola de la pandemia con solidez, pero mutando para resistir el golpe. Los últimos datos facilitados por el Ministerio de Hacienda reflejan la relativa buena salud con la que el tejido comercial minorista de la ciudad alcanzó el 31 de diciembre del pasado año, uno de los más complicados de las últimas décadas. Entonces, en Oviedo había 7.963 licencias de comercios minoristas, solo veinticuatro menos que antes de la llegada del covid. La ciudad había cerrado 2019 con 7.987 licencias comerciales. Se trata de una leve caída de la que hay que culpar al coronavirus y que, previsiblemente, se agravará a finales de año. Los datos, desglosados en códigos postales, reflejan el cambio de tendencia en las distintas zonas de la ciudad. Aunque se aprecia una caída global, los comercios van muriendo en unas zonas y floreciendo en otras. La ciudad, ante la crisis, cambia para sobrevivir.

La “milla de oro” de la calle Uría, estandarte de las ventas en la ciudad, es una de las que más han acusado el golpe y donde se dejan ver locales cegados por cartones o carteles de “se alquila”, una imagen insólita hace años. La razón se encuentra en los costes fijos de los negocios, los elevados alquileres de la zona propician el cierre de algunos locales que buscan viabilidad en otras zonas de la ciudad donde con alquileres más asequibles se puede resistir a pesar de la caída del consumo. En barrios como Buenavista o Llamaquique, menos vinculados al comercio, por ejemplo, se registraron significativas nuevas aperturas de negocios durante el primer año de pandemia.

Aunque la caída más importante sea en la zona de El Milán, Teatinos y La Corredoria donde se registró un descenso de quince licencias, debido a su extensión, el impacto es menos acusado. En la zona de Uría y el Antiguo, el código postal 33003, se solicitaron nueve licencias menos que el año anterior, el mismo descenso que se registró en las inmediaciones de las calles Cervantes y Asturias (33004). Es en estos dos puntos donde la crisis ha hecho más estragos, porque al moverse en cifras de entre 300 y 400 negocios los cierres de comercios tienen mayor impacto.

La tendencia general es negativa y así lo reflejan los datos, pero hay varios puntos de la ciudad que registraron crecimientos. En el barrio de Buenavista, por ejemplo, hubo un aumento de diez licencias durante el año 2020. Otras nueve en la zona de Llamaquique y ocho en Ciudad Naranco, siendo los tres barrios con mayor aumento comercial durante el pasado año.

Por otra parte, las cifras del Ministerio de Hacienda ofrecen una radiografía bastante fiable del reparto de los negocios en la ciudad. En el núcleo urbano de Oviedo se concentra el 96,5% de los negocios minoristas del concejo. En los grandes núcleos rurales también se dejó sentir la pandemia y, proporcionalmente, de manera mucho más acusada. Trubia cerró 2019 con cuarenta y cinco liciencias comerciales y entró en 2021 con cinco menos. En Olloniego se mueven en cifras similares, de los 53 negocios existentes en la parroquia antes de la llegada de la crisis, a la última nochevieja llegaron 46, una caída de siete licencias. En total, en la zona rural se solicitaron 17 licencias menos que en el año anterior.

En mayo del 2022 se conocerán los datos con los que se cierre este año y, si ha terminado la pandemia, se podrá ver con fiabilidad el impacto de la crisis en el tejido comercial ovetense. Es posible que la resistencia mostrada durante la primera ola se resquebraje tras los meses de restricciones y la caída, a finales de este año, sea mucho más acusada.

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