La pasión por Portugal del psiquiatra Ángel García Prieto le viene de su niñez en Zamora. “Teníamos mucha relación con Portugal y con los portugueses. Visité varias veces el país y, por lo que sea, me entró una pasión por él y, sobre todo, por el fado”, explica García Prieto. Ese amor por la cultura portuguesa y por la propia esencia del país vecino de García Prieto, asentado desde hace años en Oviedo, ha cristalizado en una notable obra bibliográfica en torno al país. Su último libro, “Miscelánea portuguesa. Relatos, crónicas y escenas del país luso”, editado por DG Edições, acaba de ver la luz.

Con este volumen, García Prieto aporta nuevos matices a su obra previa sobre Portugal, marcada por los libros de viaje y por las publicaciones en torno al fado, y se interna en los terrenos de la crónica, la reseña literaria y el relato de ficción, además de la descripción con resonancia poéticas de enclaves especialmente singulares y hermosos del país.

“En mis libros de viajes he recorrido todo Portugal, desde el norte hasta el Algarve. Pero en este, que como su título indica es una miscelánea, he dado cabida a otro tipo de textos: anécdotas curiosas, relatos de ficción... incluso he incluido alguna cosa de índole psiquiátrica”, señala García Prieto.

Como no podía ser de otra forma, el fado también emerge frecuentemente en las páginas de “Miscelánea portuguesa”. Miembro activo de la Asociación de Amigos del Fado de Asturias, Ángel García Prieto comienza su libro, precisamente, con la crónica de una excursión del colectivo a Coimbra, y lo cierra con unos versos del “Fado do Ladrão Enamorado: “Por isso põe a gargantilha / Porque amanhã é domingo / E eu quero que o povo note / A maneira como brilha / No bico do teu decote”. “Así que ponte la gargantilla / Porque mañana es domingo / Y quiero que la gente note / La manera como brilla / En el pico de tu escote”.

Un festival de fado fue, precisamente, la oportunidad que permitió a Ángel García Prieto retornar por última vez a Portugal, en julio del año pasado. “Habían levantado las restricciones y me acerqué hasta Aveiro, para luego salir por Chaves. Pero estaba todo muy triste, todo cerrado”, recuerda el psiquiatra y escritor. Confía, eso sí, en que este verano todo se normalice para poder retornar al Alentejo, para pasar allí unas buenas semanas escuchando fados y sembrando recuerdos para sus próximas aventuras literarias.