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El escenario perfecto para el baile viral del “Shuffle electrónico”: la plaza de la Catedral

Chavales asturianos quedan en plazas y calles de Oviedo, Gijón y Avilés para practicar y grabar videos coreográficos: “Esto mola”

El arte de mover los pies se viraliza en Asturias: la plaza de la Catedral, el escenario perfecto para el “Shuffle electrónico”

El arte de mover los pies se viraliza en Asturias: la plaza de la Catedral, el escenario perfecto para el “Shuffle electrónico” Elena Vélez

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El arte de mover los pies se viraliza en Asturias: la plaza de la Catedral, el escenario perfecto para el “Shuffle electrónico” Elena Vélez

“Esto mola, ¿sabes? Hay gente que se destroza la vida haciendo cosas malas, pero nosotros bailamos y queremos que el resto de la gente también lo haga”. Mario Sánchez habla con pasión del hobby que ocupa la mayor parte de su tiempo libre: “Shuffle electrónico”. Un baile que ha ido ganando protagonismo en las redes sociales en los últimos años con millones de seguidores convertidos en bailarines noveles que se graban en vídeo o especialistas que compiten en torneos internacionales. Mario forma parte de un grupo de chavales asturianos, una decena, que practica el “shuffle” al menos una vez a la semana, organizando quedadas en Oviedo, Gijón y Avilés. Fijan un punto de encuentro en la calle, ponen los altavoces en el suelo, eligen un tema electrónico en el móvil y a bailar. Uno de ellos lo graba y lo sube a internet.

Eso han hecho Mario y su amigo Miguel Ángel Álvarez en su cita con LA NUEVA ESPAÑA. Han elegido la plaza de la Catedral por el tipo de suelo. “Es importante la superficie. Que no resbale mucho ni poco. En Oviedo nos gusta esta plaza, el paseo de los Álamos o el nuevo espacio del Vasco; en Avilés, la explanada del Niemeyer; y en Gijón, el paseo de la playa. Lo hacemos en la calle porque no tenemos un lugar para practicar. En el confinamiento hacíamos todos los vídeos en la habitación y luego los límites perimetrales nos fastidiaron bastante porque no podíamos quedar en grupo”, explica Miguel, que vive en Avilés, pero suele trasladarse en autobús o tren a la capital asturiana para bailar junto al ovetense Mario y el resto del grupo.

Los amigos, de 16 y 17 años, sueñan con montar una academia de “shuffle electrónico” y enseñar la técnica, que no es fácil. El baile se basa en series de movimientos rápidos de talones alternados con los pies en punta, arrastres y pasos básicos como el “running man” (flexión alterna de las rodillas que crea la ilusión de caminar sin moverse del sitio), el “T-step” (desplazamiento lateral con los talones pegados abriendo y cerrando las puntas), “spins” (vueltas de 180 y 360 grados) o patadas al aire.

“Aprendemos por cuenta propia, viendo tutoriales y vídeos de otra gente mejor que nosotros y nos lo curramos”. Miguel empezó con el “shuffle electrónico” hace dos años y medio y sube sus videos a la cuenta de Instagram: fvckmiguel_, con cerca de 4.000 seguidores. Estudia un Grado Medio de Informática en el Centro Integrado de Formación Profesional de Avilés (CIFP) y es consciente de que para hacerse un nombre en el baile hay que trabajar mucho: “Vamos poco a poco, aprendiendo cada día y enseñando a otros. La academia sería brutal”. Precisamente su amigo Mario se aficionó por él al “shuffle” hace año y medio. Estudiante de Grado Medio de Electricidad Electrónica en el IES Doctor Fleming, usa la cuenta de Instagram: mxriiioovd, con unos mil “followers”.

En cuanto suena la música electrónica en la plaza de la Catedral, varias personas se acercan a mirar. “¿Esto qué ye?”, dice una mujer que empuja un carro de la compra. “’Shuffle’, señora”, le informan. Los chavales están ya acostumbrados a todo tipo de reacciones, la mayoría positivas. Mario explica que suelen aplaudirles e interesarse por lo que hacen, aunque a veces han tenido que bajar el volumen: “Hay gente a la que le molesta la música, así que buscamos lugares amplios porque nos gusta poner la música lo más alto posible porque sí la sientes”.

Curiosamente el origen del “shuffle electrónico” está en el claqué, un baile estadounidense popularizado por artistas de la talla de Fred Astaire y Ginger Rogers y que tuvo su paralelismo en otro tipo de baile entre los esclavos afroamericanos conocido como la “Melbourne Rave Scene” que desembocó en el “Melbourne Shuffle”.

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