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El IES Aramo de Oviedo sepulta el mal año del covid en una "cápsula del tiempo"

Los alumnos entierran una caja con objetos y vídeos alusivos a la pandemia que abrirán dentro de diez años

El Aramo sepulta el mal año del covid

El Aramo sepulta el mal año del covid Elena Vélez

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El Aramo sepulta el mal año del covid Félix Vallina

Los alumnos de Segundo de Bachillerato del instituto Aramo no están dispuestos a que todo lo que les ha pasado desde el estallido de la pandemia se quede en el olvido. Han visto cómo muchas de sus ilusiones se truncaban por culpa del coronavirus, pero también han sacado cosas positivas del confinamiento y de todos estos meses de restricciones. No han podido ir de viaje de estudios, se han perdido competiciones, han dejado de ver a amigos y familiares... Pero a su vez han encontrado su lado creativo y han descubierto facetas suyas que estaban escondidas. Pues bien, para que todo esto “no se quede en una anécdota”, para dejar constancia de este periodo de sus vidas, los estudiantes han introducido un objeto por cabeza en una “cápsula del tiempo” y un código QR que da acceso a un vídeo explicativo de la razón por la que lo han dejado ahí (el vídeo se encuentra alojado en la ‘nube’ de una plataforma digital).

Una alumna deposita un ejemplar de LA NUEVA ESPAÑA en la cápsula del tiempo. Bernabé Valle

La “cápsula del tiempo” fue enterrada el pasado viernes entre dos árboles del patio del instituto Aramo y se abrirá dentro de diez años por estas mismas fechas.

El proyecto parte de una iniciativa de la profesora de Inglés, Carlota Sánchez. “Quería que me enviasen vídeos en inglés para controlar su nivel hablado y a raíz de eso se me ocurrió que podíamos hacer algo más. Estos chicos han pasado su último año de instituto con mascarilla, sin poder relacionarse como en condiciones normales y en medio de un desastre mundial. Pienso que esta iniciativa les servirá para sacar algo en claro de esta situación anómala. Algunos también le dejan un mensaje a su ‘yo’ del futuro”, explica la docente.

Y es que en diez años pueden cambiar muchas cosas. Alba Menéndez, por ejemplo, introdujo en la “cápsula del tiempo” un ejemplar de LA NUEVA ESPAÑA “para saber qué cosas han cambiado en el mundo y en la sociedad dentro de una década”. Su compañero Nicolás Botas, sin embargo, decidió guardar un rollo de papel higiénico como símbolo de los primeros días de confinamiento, cuando a la población le dio por hacer acopio de este tipo de productos como si fuesen a terminarse de un día para otro. “Yo voy a meter unas hojas con dibujos y chorradas que hicimos durante alguna que otra clase mi compañero Lucas (Ruiz de la Peña) y yo. Creo que es una manera de recordar para siempre nuestra amistad y lo bien que nos lo pasamos juntos”, dice Guillermo Segovia.

Sara García, por su parte, quiso guardar una partitura de un tango de Piazzolla para flauta travesera que estuvo tocando durante todo el confinamiento; Alejandro Martínez, una pieza de Lego “que representa la creatividad que muchos de nosotros tuvimos tiempo para desarrollar durante el encierro” y Carlos de la Puente, el delegado de clase, quiso introducir en la “cápsula del tiempo” su PCR positiva del pasado mes de diciembre. “A mí me tocó pasar el covid como a alguno más de mis compañeros. Fue duro y con esto quiero que no se olvide el daño que causó esta enfermedad”, dice. El objeto de Celia Aguilar es de los más emotivos: una botella de agua medio llena que representa todas las lágrimas que derramó durante estos meses. “Íbamos a ir a Italia de viaje de estudios y no pudimos, me iba a ir a Grecia con mi familia y también tuvimos que suspenderlo, tampoco pude hacer un viaje con mis amigas por Europa... Está claro que no ha sido el mejor año”, concluye.

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