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La lírica ovetense, golpeada por el virus: La Ópera perdió más de la mitad de su taquilla por las restricciones sanitarias

La limitación de aforo del Campoamor, que no podía tener a más de 600 personas por función, provocó una caída de ingresos de 400.000 euros

Ainoha Arteta, durante una representación de “Madama Butterfly”. | Ópera de Oviedo

“Ese esfuerzo tremendo y esa apuesta decidida por llevar adelante la programación obviamente iba a tener un coste y eso nadie se podía llamar a engaño sobre ello”. Con estas palabras despachó el martes la Consejera de Cultura, Política Llingüística y Turismo, Berta Piñán, la situación económica por la que atraviesa la Fundación Ópera de Oviedo, que cerró la última temporada con un déficit de 374.000 euros tras ser la única de España que logró estrenar todos los títulos del curso. Un “esfuerzo tremendo” que no le ha servido a la Ópera de Oviedo para lograr una ayuda adicional por parte de la administración autonómica, pese a que sus ingresos en taquilla se redujeron a menos de la mitad por las severas restricciones impuestas por el Principado para frenar la propagación del covid.

En concreto, la Ópera de Oviedo ingresó la última temporada entre abonos y venta de entradas, una cantidad bruta de 1.113.898,60 euros, incluyendo el IVA. La mayor parte de esos ingresos proceden de la venta de abonos, que se han mantenido estables pese a la incidencia de la pandemia. Pero la taquilla se desplomó: la Ópera cifra en un 56,98% la pérdida de ingresos por venta de entradas en taquilla respecto a una temporada sin restricciones.

En un curso normal, la venta de abonos supone unos ingresos que rondan 1.000.000 de euros, mientras que las ventas en taquilla aportan algo más de 500.000 euros. El récord de ingresos por entradas se alcanzó en la temporada 2018/2019, cuando la temporada ovetense registró 615.687 euros por venta de localidaes. Este último curso fueron menos de 210.000 euros.

Aparte de este descenso de ingresos, la Ópera de Oviedo se vio obligada a ampliar las funciones de cuatro de los cinco títulos para poder dar cabida a sus más de 2.500 abonados. De las 23 funciones que estaban inicialmente previstas se pasó a un total de 27, una medida obligada ante la drástica reducción del aforo que se aplicó en el teatro Campoamor a consecuencia de las restricciones sanitarias.

En principio, la ópera podía llenar hasta un 43% de las 1.491 butacas del teatro Campoamor, pero en la práctica ni siquiera alcanzaba ese porcentaje. El reparto de entradas en la platea dejaba, en el mejor de los casos, 600 butacas disponibles en el teatro. Esto es: los propios abonados ya llenaban cuatro funciones, y parte de una quinta. Esto obligó a la Ópera de Oviedo a ampliar títulos, con los gastos correspondientes, únicamente para poder cumplir con sus abonados. La buena voluntad de los artistas, que accedieron a hacer una representación más por el mismo salario, permitió limitar los sobrecostes.

Este escenario se agravó en noviembre, cuando el Principado aplicó las medidas más restrictivas del país para frenar la escalada de contagios por coronavirus. En plena segunda oleada de casos, el Gobierno que preside Adrián Barbón decretó desde el 4 de noviembre el cierre de toda actividad no esencial, incluyendo los teatros. Una medida que impactaba de lleno en las representaciones de “Madama Butterfly”, el título estrella de la temporada. La Ópera de Oviedo retrasó primero las representaciones a finales de ese mes, para posteriormente, toda vez que el Principado no relajaba las medidas restrictivas, encajarlas a mediados de diciembre, alternándolas con las de “Fidelio”. Fue el llamado “tour de force” de la Ópera de Oviedo: once representaciones de dos óperas distintas en doce días. Un hito histórico, alabado por todo el mundo de la lírica, que permitió completar la temporada, pero que también dejó secuelas en las cuentas de la Fundación.

Al cierre del ejercicio, el “esfuerzo tremendo” de la Ópera, según lo decidió Piñán, no fue reconocido en los presupuestos. El Gobierno central le congeló la ayuda (408.750 euros) y el Principado aplicó una subida testimonial (pasó de 115.000 a 125.000 euros). En cambio, los aficionados sí respondieron: muchos abonados donaron las butacas de aquellos títulos a los que no podían asistir, y la Ópera registró además 77 donaciones particulares de fondos, que supusieron un ingreso de 22.311 euros.

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