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Luz al inicio del Camino: el albergue de peregrinos de Oviedo reabre sus puertas

“En cuanto abrieron fronteras cogimos la mochila”, dicen los primeros jacobeos en el equipamiento tras meses cerrado por el covid

Angeliqué Padé y Richard Chanel, a su llegada al albergue de peregrinos de Oviedo.

Ya se ve luz al principio del Camino. El albergue ovetense de El Salvador recibió ayer a los primeros peregrinos después de medio año de inactividad por culpa del coronavirus. Dos amigos gallegos y una pareja francesa fueron los protagonistas de un reestreno que supone otro paso más hacia la normalidad turística en Oviedo, el punto de partida del Camino Primitivo hacia Santiago. “En cuanto se abrieron las fronteras cogimos las mochilas y no nos lo pensamos ni un segundo. Estos últimos meses están siendo muy duros por culpa de la pandemia y tenemos muchas ganas de ponernos en marcha para disfrutar del paisaje y estar en contacto con la naturaleza”, señala Miguel Ángel Alonso, que ayer pasó la noche en Oviedo junto a su amigo Javier López para partir esta mañana en dirección a Santiago.

Los amigos gallegos son unos enamorados del Camino. Forman parte de un grupo de diez personas de toda España que se conocieron hace doce años en plena caminata y que todos los años se juntan para volver a recorrer la ruta jacobea. Lo han hecho por todos los itinerarios posibles, pero el Camino Primitivo les llama especialmente la atención. “Hay mucha montaña y muy buenos paisajes. Es el más duro, pero es muy bonito y merece la pena. En esta ocasión hemos venido nosotros dos solos, pero estamos encantados”, explica Miguel Ángel Alonso. “Lo que pasa es que ya teníamos el mono. El Camino de Santiago es droga de la buena. Sirve para olvidarte del trabajo, del teléfono y del estrés”, explica Javier López, que es administrativo de una empresa del sector naval y calcula que sólo va a poder llegar hasta Lugo porque únicamente dispone de ocho días de vacaciones. Su amigo, que está jubilado, seguirá solo hasta Santiago. “Soy católico creyente y los motivos religiosos siempre están ahí, pero también hay otros que te empujan a seguir adelante, como el compañerismo, la convivencia y las buenas experiencias”, dice Alonso, que ayer tenía pensado visitar Oviedo y acudir a misa a la Catedral.

La pandemia también tiene alguna vertiente positiva para los peregrinos, aunque sea mínima. “Antes de la pandemia, por estas fechas los albergues estaban llenos y no era fácil encontrar sitio. Ahora los que están abiertos están casi vacíos”, dice Javier López. Por otro lado, ambos destacan la mejoría del Camino asturiano. “Está muy bien señalizado, hay buenos hospedajes y se come muy bien. Ha cambiado mucho en estos años”, destaca Miguel Ángel Alonso.

Los franceses Angeliqué Padé y Richard Chanel, una pareja de militares retirados, también inician hoy el Camino desde Oviedo. Es su etapa final. No en vano, en 2014 salieron desde Niza y llegaron al municipio francés de Le Puy-en-Velay (750 kilómetros en un mes), en 2016 fueron desde Bayona hasta Oviedo (550 kilómetros) y ahora tienen previsto pasar por Santiago y llegar a Finisterre. “Teníamos muchas ganas de que se calmasen las cosas con el covid y en cuanto pudimos no nos lo pensamos, salimos al Camino”, dice la mujer.

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