Durante sus cuatro años de mandato, Donald Trump escribió o pronunció alrededor de 30.000 mentiras. The Washington Post contabilizó en julio de 2020, un total de 20.055 mentiras vertidas por el entonces Presidente de los Estados Unidos. A un ritmo de doce al día. Y aún quedaba lo peor, la durísima campaña electoral que culminó con el asalto al Capitolio, tras el triunfo de Joe Biden. “Donald Trump es el apóstol de la posverdad”, aseguró ayer Darío Villanueva, profesor emérito de la Universidad de Santiago de Compostela y exdirector de la Real Academia España (RAE), en una abarrotada Aula Magna de la Universidad de Oviedo.

Villanueva acudía a la ciudad invitado por la Cátedra Emilio Alarcos Llorach para impartir la conferencia “Neolengua o poslengua: corrección política y posverdad”. Transitando por ese camino llegó a Trump, una parada ineludible, pero el magnate adicto al poder y a la mentira no fue el tema central de una ponencia en la que Villanueva profundizó hasta el tuétano de dos fenómenos que amenazan la estabilidad misma de nuestra sociedad: la posverdad y la corrección política. El filólogo fue claro desde el inicio: “La posverdad es la mentira posmoderna, de la misma manera que la corrección política es la censura posmoderna”.

Según explicó Villanueva, fue durante sus estancias en universidades estadounidenses, ya en la década de 1980, cuando empezó a percibir los síntomas de un fenómeno que no ha hecho más que crecer. “Allí, la corrección política se implantó como una manera de determinar lo decible y lo indecible, en contra de la libertad de cátedra y de la libertad de expresión”, señaló. Determinadas teorías, como la de la tolerancia represiva de Herbert Marcuse, escuelas y enfoques como la deconstrucción de Derrida abonaron el terreno para la consolidación de un fenómeno, el de la corrección política, que acabó traspasando las puertas de las universidades y penetrando en la sociedad civil.

El exdirector de la RAE, durante la conferencia. Franco TORRE

“La corrección política es, en principio, una censura ejercida desde unas instancias no gubernativas, gaseosas, incluso puede que sean civiles”, señaló Villanueva, que no obstante puso el acento en la peligrosa asunción de este fenómeno por parte de algunos gobernantes e incluso de entidades como la Policía de Manchester, en el Reino Unido, que hace ya varios años editó una guía sobre el lenguaje correcto. “Cuando un cuerpo policial marca qué se puede decir y qué no, augura al que va en la línea de las distopías literarias de Zamiatin, Huxley u Orwell”, señaló. Ambos fenómenos, la posverdad y la corrección política, crecen, según explicó Villanueva, al contacto con internet y las redes sociales. “Necesitamos verdades”, afirmó Villanueva, “y tenemos instrumentos como los medios de comunicación, que pueden tener sesgos pero tienen un rigor y una profesionalidad que no encontramos en las redes”.

En conexión con estos dos fenómenos, a raíz de la colisión de ambos, se está formando, explicó Villanueva, una suerte de “poslengua” que equivaldría a la “neolengua” orwelliana. Una manera de atacar al idioma que, señaló, se apoya en el eufemismo y en estrategias como la del lenguaje inclusivo para tratar de moldear la realidad, sin entender que es esa realidad la que configura el lenguaje, y no al revés. “Orwell predijo en su novela que la neolengua estaría plenamente implantada en 2050, así que aún hay tiempo para que se cumpla esa profecía”, afirmó Villanueva, que sin embargo anticipó que le ve poco recorrido a modas como la de “niños/niñas/niñes”.

Antes de iniciar la ponencia, Villanueva aprovechó su presencia en Oviedo para reivindicar la figura de Emilio Alarcos, al que destacó entre sus máximos referentes junto a su maestra Carmen Bobes, que le presentó al inicio del acto y que también recordó con especial cariño al que fuera su mentor. El rector de la Universidad de Oviedo, Ignacio Villaverde, y la directora de la Cátedra, Josefina Martínez, también intervinieron en el acto, recordando asimismo la extraordinaria figura de Alarcos, de cuyo nacimiento se cumplirán cien años el 22 de abril del próximo año.