La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Oviedo saca a concurso las obras del kiosco del Bombé por cuarta vez: “Esta vez será la definitiva”

Infraestructuras confía en reinaugurar en un año el templete y abordará la conversión del Pavo Real en restaurante con un plan independiente

Aspecto actual del kiosco del Bombé.

Tras seis años de silencio, el Bombé volverá a llenarse de la música del martillo contra el metal. La concejalía de Infraestructuras ya tiene listos los pliegos de la reforma del templete y los quiere llevar este jueves a Junta de Gobierno para sacar los trabajos a concurso y hacerlo “cuanto antes”. Desde hace un mes el Alcalde tiene sobre la mesa un cronograma que marca los tiempos a seguir. El adjudicatario, que deberá redactar un nuevo proyecto de reforma, tendrá que tener listo su plan en octubre para comenzar las obras en noviembre. Cinco meses después, en abril de 2022, el kiosco debería estar, de nuevo, libre de andamios. Los documentos a los que ha tenido acceso LA NUEVA ESPAÑA no contemplan ninguna actuación en el edificio del Pavo Real, una infraestructura anexa al kiosco y que se quiere reformar para convertir en establecimiento hostelero. Una intervención “independiente y posterior”, pero firme.

El responsable del área de Infraestructuras, Nacho Cuesta, aseguró ayer que esta intentona de rehabilitar el kiosco de la música será “la definitiva”, puesto que los diferentes servicios municipales han revisado los pliegos “a conciencia”. El primer intento de rehabilitación del templete no llegó a buen puerto y la empresa dejó los trabajos a medias en 2015. Después, tanto el tripartito como el actual equipo de gobierno lo volvieron a intentar, pero ninguna empresa quiso hacerse cargo de las obras. Ahora, como adelantó este periódico el mes pasado, el Ayuntamiento aumenta la dotación económica hasta los 497.000 euros –casi el doble que lo que se ofertó en anteriores ocasiones–, rebaja los criterios técnicos e incluye un nuevo proyecto de reforma por haber quedado desactualizado el anterior. Con estas nuevas condiciones, Cuesta garantiza que “habrá interesados”.

Desde la concejalía esperan poder llevar los pliegos a Junta de Gobierno esta semana y, si fuera imposible, aseguran que no pasará de la siguiente. Con el kiosco de la música “por fin encarrilado”, los técnicos pronto se pondrán a trabajar en la estructura que ciega su parte baja. El edificio del Pavo Real, cuya retirada ha sido exigida en repetidas ocasiones desde el colectivo “Los Franciscanos”, “no se eliminará”, explican desde el Consistorio. Nacho Cuesta reiteró ayer la voluntad del Ayuntamiento que ya hizo pública el Alcalde en repetidas ocasiones: el edificio del Pavo Real se quiere convertir en un establecimiento hostelero de referencia. La idea para el Campo San Francisco, explica el edil, es que el pulmón verde “vuelva a ser el centro neurálgico de la actividad en Oviedo”. Una de las actuaciones planteadas para conseguirlo es la reforma de este edificio. Cuesta asegura que, actualmente, en su concejalía están planteando “el cómo”. Para adaptarse al uso hostelero, el inmueble recibirá un lavado de cara y algunas modificaciones.

La principal causa de los retrasos a la hora de darle el empujón final al kiosco de la música fue el dinero. Con el presupuesto prorrogado y confiando los proyectos a los suplementos de crédito, el nuevo precio que se le pone a la rehabilitación sufrió algunos contratiempos a la hora de ser financiado. Finalmente, el contratista recibirá 290.682 euros en 2021 y otros 206.820 en 2022 por la rehabilitación de la estructura dibujada por De la Guardia en 1887.

La protección del kiosco pide la retirada del edificio del Pavo Real, pero el catálogo en el que se recoge esta directriz es posterior a la construcción del establecimiento en el que se quiere alojar el restaurante. Fuentes oficiales de la Consejería de Cultura y Patrimonio aseguran que el Principado no puede exigir la retirada del inmueble por este mismo motivo. “Ahí no tenemos nada que decir”, aseguran. De todas formas, a lo que Patrimonio podría poner pegas es al tráfico rodado en las vías del Campo, una actividad a priori necesaria para el transporte de mercancías para desarrollar la actividad hostelera en el local del Campo.

El Pavo Real se construyó en 1993 como una cafetería de vocación temporal, pero han ido pasando las décadas y se ha asentado como un elemento más del Campo. La idea de provisionalidad del Pavo Real duró tan solo dos años. Hubo proyectos para cambiar su ubicación y trasladarlo a La Losa, pero no se llevaron a cabo. En 1995 se cedió el edificio a la Escuela de Hostelería del Principado por un plazo de 50 años. Para adecuar el inmueble a su nuevo fin, se realizó una ampliación que terminó con su terraza y extendió la estructura hasta cegar por completo la parte baja del templete. Desde entonces, a los equipamientos de sus bajos –unos aseos públicos– solo se puede acceder desde el interior del Pavo Real, hoy cerrado. Tras la salida de la Escuela de Hostelería, hoy instalada en Olloniego, el tripartito lo convirtió en sede de la Universidad Popular Ovetense, un servicio que la actual corporación ha repartido por diversos equipamientos municipales.

Compartir el artículo

stats