Alfredo Sanz es el presidente del Consejo General de Aparejadores de España y ayer presidió la inauguración de la calle dedicada a su colectivo en el Vasco y la escultura de Herminio que estos profesionales devuelven a la ciudad. Además de aparejador, Sanz es músico y compositor, y entre sus obras figura el himno del Villareal, triunfador el miércoles en la final de la Europa League. “Estaba invitado a ir a Polonia a ver jugar a su equipo y prefirió estar aquí con nosotros”, ironizó el presidente del colegio en Asturias, Joaquín Suárez.

–¿Qué papel cumplen los aparejadores en la sociedad actual?

–Para una profesión lo importante es sentirse útil. Nosotros, los aparejadores, somos una profesión con muchísimos siglos de historia. Siempre hemos estado presentes, y si bien es cierto que a veces hemos estado como actores secundarios, no se puede poner en duda el valor que aportamos, que es ese equilibrio entre las ideas y la materialidad, en alusión a la escultura de Herminio.

–¿Cuáles son los retos de su profesión en el 2021?

–Estamos decididos a ser actores principales para que la gente mejore su calidad de vida en sus edificios. Estamos viviendo una época de descarbonización y hay que concienciar a la gente de la calidad del aire interior. Nos hemos asociado con los neumólogos para que ellos validen nuestros estudios y estamos haciendo varias aportaciones sobre partículas flotantes, para incorporar en los edificios materiales que contribuyan a mejorar la salud.

–El covid también ha cambiado la relación con la casa.

–Hemos elaborado una encuesta donde preguntábamos por los hábitos anteriores y posteriores a la pandemia. La conclusión es que la gente tiene una percepción bastante desviada de lo objetivo. Un 30% vive por debajo del límite de la pobreza energética y no es consciente de ello, lo que contribuye a generar problemas de salud. Es importante concienciar de la calidad de vida en nuestros hogares y del cambio energético.