La doctora Ana Talamantes (Guadalajara, México, 1989) llegó a Oviedo desde su país a mediados de mes y a las veinticuatro horas ya estaba pasando consulta en el Imoma. El centro ovetense quiere apoyarse en su último “fichaje estrella” para dar los primeros pasos en la nueva dirección que quiere tomar el centro ovetense: la medicina de precisión. El valor principal de la mexicana es ser médico especialista en genética clínica, una especialidad que todavía no se ha aprobado en España, siendo el único país de la UE que no lo ha hecho, denuncian desde el centro. Es una asignatura pendiente desde el año 2016 y que el Ministerio de Sanidad se comprometió a recuperar a principios de año. La genética es la puerta de entrada a la medicina de precisión, lo que los investigadores consideran el futuro de la salud. Pasar de lo general a lo particular, dirigir tratamientos especializados para cada paciente, predecir en base a la historia familiar de los pacientes futuras enfermedades o diagnosticar con precisión algunas patologías complejas y poco comunes. Talamantes bromea diciendo que, aunque en México exista la especialidad “nadie sabe muy bien qué es lo que hacemos”.

El Imoma, especializado en el tratamiento del cáncer, crecerá ahora con la incorporación de la genetista, implantando un nuevo servicio de genética para individuos sanos, una manera –explican desde el centro sanitario– de dar más herramientas en el papel de la prevención para mantener una buena salud. Talamantes explica que muchas enfermedades se esconden, latentes, en nuestros genes, esperando a dar con un factor ambiental que las active. En ocasiones, un test genético a tiempo, alguien que sepa leerlo y ciertos consejos bastarían para mantenerla a raya de por vida.

Eso es a lo que ya se dedica la doctora en España, a estudiar a cada paciente “para ofrecerle un tratamiento acorde a sus necesidades”. Tanto a pacientes oncológicos, como aquellos aquejados de enfermedades raras o aquellos que están sanos, pero que un médico considera que deberían realizarse un test genético. En ciertos casos que se ven en el Imoma, Talamantes y el equipo médico del centro recomiendan a los familiares del paciente que se hagan un test. Aunque la mayoría de los tumores se relacionan con factores ambientales o relacionados con los hábitos de los pacientes, desde el centro creen que no se debe desdeñar el papel de la genética. “Hay un porcentaje importante de pacientes oncológicos que contraen un cáncer por cuestiones genéticas”, explica la genetista. Si no se le da el peso que merece no es por otra cosa, argumenta, que porque se trata de una especialidad muy joven.

En febrero de 2001, el Proyecto del genoma humano (PGH) publicó por primera vez sus resultados, explica Talamantes. Desde entonces, todo ha sido avanzar y el trabajo de los clínicos es llevar ese conocimiento a los pacientes, trasladar esa investigación en soluciones. En los últimos años, relata, se han hecho avances “impresionantes”. Especialmente en áreas como la oftalmología. Como todavía están en fase experimental, muchos tratamientos se están probando en ojos de pacientes que ya tienen un cero por ciento de visión y, donde, si la práctica sale mal no se puede hacer más daño (algo que no se puede hacer en otros órganos porque, al pasar a la sangre, los efectos son más difíciles de controlar). Pero, cuando las cosas salen bien los resultados parecen cosa de magia. La sustitución de un gen dañado vinculado a la ceguera ha conseguido que quien no veía absolutamente nada, consiguiese ver sombras, por ejemplo. Algo que, a principios de siglo parecía imposible.

Cegueras y sorderas están también dentro de los objetivos del Imoma. Desde el centro insisten en agradecer el esfuerzo económico a la Fundación María Cristina Masaveu Peterson para el desarrollo de su área de Medicina de Precisión, el punto en el que quieren apoyar el futuro del centro. Actualmente, especializado en tratamientos oncológicos, el Imoma cuenta con uno de los equipos de radioterapia más avanzados del mercado. Mecánicamente, el acelerador lineal del centro ovetense actúa con precisión y solo es superado por los nuevos equipos de protonterapia. Pero las terapias contra el cáncer pueden mejorar estudiando en profundidad a cada paciente, a cada tumor. La nueva especialista en genética tratará de avanzar en este aspecto.

Desde el Imoma aseguran que su objetivo también pasa por “abrirse” a la sociedad y al resto de profesionales de la salud: colaborar con universidades y otros centros hospitalarios de titularidad pública a los que poder servir de las nuevas técnicas de medicina de precisión. En el corto plazo, la idea del Imoma es conseguir abaratar y reducir los tiempos necesarios para realizar test genéticos, algo que todavía no es accesible para el público general, pero del que muchos pacientes “deberían” poder beneficiarse.