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El parking del Calatrava vale, según sus acreedores, cinco millones de euros

La última tasación del aparcamiento y los costes fijos del complejo comercial, principales escollos para que un inversor llegue a cerrar la compra

Entrada peatonal al parking del Calatrava. | LNE

Los fondos de inversión sobrevuelan el Calatrava, pero ninguno se decide a relanzar el espacio. Tanto el centro comercial como el aparcamiento están –por separado– en concurso de acreedores y disponibles para quien quiera y pueda pagar por ellos. El Banco Santander, principal acreedor del aparcamiento, maneja una tasación interna que eleva el precio del parking hasta los cinco millones de euros y, de momento, descarta ofertas por debajo de ese precio. Por su parte, el antiguo Modoo está valorado en 10.270.000 euros. En las últimas semanas, explica un intermediario en la operación, el interés se ha reavivado, pero nadie ha terminado de presentar una oferta firme.

Aunque el centro comercial y el aparcamiento son dos activos independientes y que están inmersos en procedimientos concursales diferentes, los grandes inversores ven el espacio como un todo. El alto coste del impuesto de bienes inmuebles (670.000 euros el centro comercial y 150.000 el aparcamiento) es uno de los principales escollos de la operación. Pero también el alto coste inicial de los dos espacios. El centro comercial podría comprarse por algo menos de los diez millones, aunque después requiera una inversión millonaria para volver a ponerlo en funcionamiento. La situación de los acreedores privilegiados, que tienen potestad para rechazar ofertas inferiores a lo que se les adeuda, permitiría que un inversor pudiese comprar por una cifra cercana a los ocho millones. Pero, en el caso del aparcamiento, la entidad financiera es quien pone las mayores dificultades a la operación. El banco ya dijo que no a una oferta de cuatro millones por el parking antes de que saliese a subasta y señala como referencia la última tasación que ha hecho del activo. Una cifra que fuentes del sector señalas alejada del precio de mercado. La idea, de momento, es continuar a la búsqueda de ofertas por los próximos tres meses, según manejan en la administración concursal de Global Scopes Spain S.L., propietaria del parking. Desde que el centro comercial salió a subasta pública hace un mes, el interés se ha redoblado y “varios fondos de inversión y una consultora” han pedido información sobre el activo. Por ello, pendientes de lo que pase con el centro comercial, harán un nuevo intento por encontrar un comprador. Actualmente, de acuerdo con el plan de liquidación, el Banco Santander podría ser propietario del parking, pero parece haber declinado esta opción y dejado en manos de los abogados la resolución de la operación.

El centro comercial ya fue visitado por una empresa, el grupo español Eurofund, que incluso esbozó un plan de futuro para el inmueble. Los gestores de centros comerciales, unos de los más solventes del país, veían una entrada con “food trucks” y un espacio de ocio en el interior del Calatrava, algo que trasladaron durante las reuniones que mantuvieron en Oviedo. Pero el interés parece haberse enfriado. Tras la aparición en escena de Eurofund, otros grupos de inversores se han interesado por el centro comercial. Fuentes municipales confirman que el fondo de inversión Aura Real Estate solicitó información sobre el centro comercial, pero tampoco ha hecho una oferta firme.

Es un juego delicado. Las empresas concursadas siguen generando deudas cada día que pasa. Los activos se devalúan, los inversores buscan pagar lo mínimo y los acreedores cobrar todo lo posible. Y en medio del embrollo está el Ayuntamiento de Oviedo, que es juez y parte de todos los procedimientos. Los dueños del parking le deben el IBI de 2018, que asciende a los 180.000 euros y los del centro comercial más de dos millones por el mismo concepto. Pero el actual equipo de gobierno también ha mostrado cierto interés por la parte alta del inmueble. Si el antiguo espacio comercial cae lo suficiente de precio, el Consistorio presentaría una oferta. Pero, de momento, le toca esperar, como inversor, como acreedor y como interesado en darle una segunda vida a una infraestructura clave para el barrio de Buenavista.

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