Nuevo brillo para el viejo caserón de la calle San Francisco. La vicerrectora de Extensión Universitaria y Cultura, Carmen Adams, está decidida a convertir el edificio histórico de la institución en el “símbolo de nuestra Universidad de Oviedo en el siglo XXI”. Ese fue, explica, el encargo que le hizo el rector Ignacio Villaverde y ahora está poniendo en marcha un plan para llevarlo a cabo. Se trata de que la sede histórica, “un lujo del que otras instituciones no disponen”, matiza, se convierta en un lugar donde los investigadores universitarios puedan trasladar todo su conocimiento a la sociedad y donde la Universidad pueda recibir, a su vez, todas las preocupaciones de la sociedad. Una de las formas de lograrlo, explica, será utilizar el edificio para alojar grandes exposiciones, vinculadas a temáticas sociales actuales, con afán generalista y posibilidad de conectar esos contenidos con las distintas áreas de investigación de la Universidad.
Adams cree que tener “un inmueble renacentista, en pleno centro de la ciudad, dotado de aulas, patio porticado y una biblioteca excepcional es un recurso demasiado valioso para no aprovecharlo como un bien social y ciudadano”. Por eso quiere “abrirlo a Oviedo, a Asturias y también al mundo”.
Lo hará, explica, con un equipo conformado por José Antonio Vega en Proyección Cultural, Zulima Fernández en Extensión Universitaria, Dolores Palacios desde el Centro de Servicios Universitarios de Avilés y con las responsables de protocolo Ana Quijada y Sara Vázquez-Canónico.
La base de este proyecto de apertura y proyección entronca con la idea de “recuperar la Extensión Universitaria para la Asturias del siglo XXI”. “Se trata”, insiste Carmen Adams, “de que nuestra sede central actúe como motor a un tiempo centrífugo y centrípeto en la ciudad, en la región, en el territorio”. La parte centrípeta tiene que ver con atraer las miradas hacia actividades, programaciones de relevancia. La centrífuga, con extender lo que hace la Universidad al territorio.
Descendiendo a la idea de las exposiciones temáticas, Carmen Adams detalla que una de las líneas de actuación podría ser “llenar de contenido el edificio periódicamente”. “Se buscarían”, relata, “preocupaciones sociales de actualidad: cambio climático, pandemia y pospandemia, despoblamiento del medio rural, ciudades saludables, el futuro y los jóvenes, envejecimiento y siglo XXI…”. Todo ese tipo de campos de conocimiento, bastante abiertos, permitirían tejer exposiciones, programaciones y todo tipo de recursos dentro del edificio para acercarse a la sociedad e involucrar a los investigadores de la Universidad de Oviedo, sus trabajos y experiencias. Y no se trata solo de ciencia o investigación. Adams añade “el arte” a este tipo de programas, alojando “manifestaciones que pueden ayudar a explicar estas realidades o temores desde perspectivas sensoriales o emocionales”. En resumen, una programación “desde una perspectiva holística”. Y no solo será en Oviedo, la Universidad quiere utilizar “todas las herramientas que el siglo XXI ofrece” para llevar lo que allí suceda “a cada rincón de Asturias”.