Las familias afectadas por el desplome de una batería de nichos en el cementerio de Santa María de Limanes exigen pruebas de ADN para identificar cada uno de los restos de los difuntos que hayan podido quedar “enterrados bajo los escombros” a raíz del suceso, que se produjo durante la noche del pasado viernes. El derrumbe de buena parte de la estructura –que tenía cinco alturas y albergaba unos cuarenta nichos– dejó al descubierto varios féretros y sepultó otros tantos bajo una montaña de hormigón. “Estamos hablando de los sentimientos de mucha gente y queremos que las cosas se hagan bien. Cada difunto tiene que estar perfectamente identificado y volver a descansar en el sitio que le corresponde lo más rápido posible. Al caer tanto peso encima lo más lógico es que algunas cajas estén rotas y que haya restos entre los escombros”, dice Eva González, que es presidenta de la asociación vecinal de Limanes y también de la Federación de Asociaciones de Vecinos de Oviedo (Favo).

Eva González, que tiene a muchos de sus familiares en el cementerio, mantuvo el lunes un encuentro con el párroco de Limanes para conocer los pasos que va a seguir a partir de ahora el arzobispado. “Todo el pueblo está muy afectado, pero tenemos que estar tranquilos. El proceso va a ser lento, porque antes de sacar los escombros y todos los restos hay que apuntalar otra batería de nichos dañada”, explica. “El párroco está haciendo todo lo que puede y también está muy disgustado. Está pidiendo la colaboración de las familias porque en muchos de los casos no existen archivos sobre la ocupación de algunos nichos”, señala. El sacerdote Juan Hevia ha puesto a disposición de los familiares afectados el siguiente número de contacto: 623064114. “Lo que pide es que le digan el número de nicho y los nombres de las personas que lo ocupaban. El problema es que en algunos nichos hay restos de más de una persona”, añade González.

Según les explicó el párroco, la idea es guardar los restos de los difuntos que lleven más de diez años fallecidos en la iglesia hasta que se vuelvan a construir los nichos y se reparen todas las deficiencias. Los restos de aquellas personas que lleven menos de una década en el cementerio, según explica Eva González, serán incinerados en cuanto se proceda al desescombro. “Hay gente que tiene otros nichos y puede utilizarlos mientras se llevan a cabo las obras, pero es evidente que los más recientes no pueden estar en la iglesia”, señala. Fuentes del arzobispado aseguran que los trabajos en el cementerio de Limanes comenzarán “lo antes posible”.