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Chus Gutiérrez: “Llega un momento en el que a las mujeres nos hacen invisibles”

“La Transición fue un espejismo en el que creímos ser libres”, dice la cineasta, que ayer presentó “Rol&Rol” en el nuevo certamen feminista

De izquierda a derecha, María Barranco, Chus Gutiérrez y la periodista Eva Orúe, durante la conferencia. | Irma Collín

–¿Hace cuánto que no haces un papel protagonista mi amor? –le pregunta la cineasta Chus Gutiérrez (Granada 1962) a la actriz María Barranco (Málaga, 1961). La dos veces ganadora de un Goya no tiene tiempo de hacer cálculos, la directora prosigue: “llega un momento en el que a las mujeres nos hacen invisibles, porque no somos deseables”. De sobremesa en un restaurante del centro de Oviedo las dos amigas departen sobre feminismo, sobre el paso del tiempo, el impacto de los medios y el proyecto que las ha traído hasta la ciudad. La pareja está en la ciudad para participar del festival Cincuenter, que echó ayer a rodar con la proyección del documental de Gutiérrez “Rol&Rol” y el coloquio entre ambas como plato fuerte de la jornada.

De izquierda a derecha, Yolanda Lobo, Conchita Paredes, directora del Archivo Histórico, y José Luis Costillas, concejal de Cultura. | Iván Martínez

Al otro lado de los cristales del restaurante llueve a mares y Chus Gutiérrez y María Barranco, prácticamente recién llegadas a la ciudad, dicen estar cansadas. Cansadas del viaje, pero también del sistema. Ese patriarcado que es como “un paraguas que nos envuelve a todos”. La directora de cine es reacia a reconocer algo que la organizadora del festival, Yolanda Lobo, lleva a gala, que las mujeres mayores de cincuenta años jugaron un papel determinante en “la liberación” de la mujer durante la transición. María Barranco ofrece un sí rotundo, Gutiérrez, en cambio, recuerda la Transición como una suerte de “espejismo”, en el que a la mujer se le hizo creer “que podía hacer de todo”. Eran los años de la Universidad. Al llegar a la vida laboral, en cambio, comenzaron a toparse con muros de contención. Unos que la cineasta dice que crean “almas heridas”. Y eso, dice, sigue pasando y en eso coinciden. Ese paraguas de machismo, no ha desaparecido, aunque se vaya replegando a lo largo de una lucha “muy larga”, pero “que no ha terminado”.

El ciclo Cincuenter se inauguró en una antigua prisión, la del Archivo Provincial de Asturias. La vieja cárcel modelo dejó las cuatro celdas que conserva en las manos de cuatro artistas para que intervinieran. Jugando con esa metáfora que ya de por sí regala la celda, el grupo artístico “Barrutando Cerámica” instaló en su celda unas mariposas de cerámica que consiguen escapar entre los barrotes que, aunque sea una libertad frágil, es una conquista.

Una de esas batallas es la que da pie al documental de Gutiérrez (Rol&Rol, 2020). En una aldea bereber Chus Gutiérrez y su equipo (formado casi íntegramente por mujeres) trabajan con hombres y mujeres por igual, que hacían de extras o trabajaban en la cocina... Tras un mes de trabajo, el equipo abandonó la aldea. Tiempo después, cuenta la directora, le llegó la noticia de que las mujeres de esa aldea se habían dirigido al consejo de ancianos de la aldea para reclamar un papel activo en el liderazgo de la comunidad. Un acto al que dio pie “el modelo”. Tras ver a mujeres en puestos de poder, aquellas bereberes cambiaron radicalmente su forma de ver el mundo. Es eso lo que reclama la directora en su documental, que los medios y la industria cinematográfica ofrece unos roles envenenados en la pantalla. Y solo hace falta una cosa para darle un giro a ese mundo que nos cuentan los “hombres blancos heterosexuales anglosajones de cincuenta años”, ofrecer roles reales de una mujer que no desaparece con la edad. Ese es el espíritu del ciclo Cincuenter que organiza la Fundación Municipal de Cultura, visibilizar el talento de una mujer que madura y no envejece y sigue teniendo mucho que ofrecer.

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