A los libreros “de raza”, como eran Conchita Quirós (1935-2021) y Alberto Polledo (1943-2020) se les despide entre libros. LibrOviedo vivió en la tarde de ayer el que sería su acto más sentido, el homenaje a dos de los personajes más queridos del mundo del libro.

Javier Gómez Tuñón señaló durante el acto que ambos eran una rara avis que no aporta la Seguridad Social pero debería, eran “libreros de cabecera”, de esos que no te cambian “ni los grandes almacenes ni internet”. Y de esos que, una vez se han ido, es difícil sustituir. En la carpa de la Feria del Libro se congregaron amigos, familiares, compañeros de trabajo y de profesión y fueron muchos los que pasaron por las butacas para hablarle al público de los dos personajes recientemente fallecidos. Fue una oportunidad para conocer la otra cara de Polledo y Quirós. La trastienda de sus vidas. Cómo era Conchita Quirós como jefa o Alberto Polledo en la amistad.

Así se reconoció el “empuje” y el “carisma” de una mujer incombustible y valiente. Hasta el punto de que su sobrino la describió como “necia” restándole todo cariz peyorativo a la palabra. Conchita fue una empresaria de éxito, una trabajadora incansable, una mecenas del talento literario y una pedagoga de una generación de libreros.

De Polledo se dijo que fue “mucho más de lo que nunca se ha dicho, fue una magistral y gran persona”. El librero al frente de Santa Teresa fue un escritor sensible, un hombre comprometido, enamorado de su ciudad, un defensor de la tradición. Coincidiendo su fallecimiento, como se recordó ayer, con “el fin de la polémica” y la elección de la ciudad como punto capital del Camino de Santiago, ese del que tanto escribió y que tanto defendió.

Los libreros de Oviedo despidieron ayer a dos de sus miembros más ilustres. Pero además del amor por los libros y por su oficio, Conchita Quirós y Alberto Polledo tienen otra cosa en común, cogieron un testigo. Hubo quien les precedió en el negocio y habrá quien les seguirá. Alfredo Quirós es un claro ejemplo de ello y Cervantes ya mira hacia adelante buscando su segundo centenario. Y la Feria del Libro, que cierra hoy, ya piensa en la próxima edición.