Tres pistolas táser, 34 chalecos antibalas y anticuchilladas de última generación y una remesa compuesta por 18 cascos, 18 defensas y 8 escudos permitirán blindar este mismo año a los agentes de la Policía Local de Oviedo. Así lo asegura el concejal de Seguridad Ciudadana, José Ramón Prado, convencido de que es necesario dotar a los funcionarios municipales de las mejores herramientas posibles. “Nuestro deber es modernizar el cuerpo para garantizar la seguridad de los agentes y de los ciudadanos”, explica sobre unos planes previstos desde el inicio del mandato, pero que se han acelerado tras algunos incidentes recientes, como la batalla campal de la plaza del Paraguas, el pasado día 13 de junio en la que resultó herido un policía local.
La concejalía de Seguridad Ciudadana ya ha dado orden de adquirir estos equipos, cuyo coste ascenderá a 80.000 euros para sumar a los 300.000 que se invertirán en renovar todos los uniformes policiales. Todo esto, a la espera de la luz verde del departamento de Contratación. Prado se muestra confiado en poder estrenar las nuevas herramientas policiales antes de que finalice el año en curso. “Hemos hecho todos los deberes y solo estamos a expensas de la agilidad burocrática”, apunta, consciente de que este último paso puede aún demorarse unos poco meses.
Aunque ya en el año 2019, el edil de Seguridad había mostrado su disposición de hacerse cuanto antes con media docena de pistolas táser finalmente serán tres los dispositivos, tanto por motivos económicos como técnicos. Una que la compra quede formalizada, cuatro agentes municipales recibirán formación tanto para su uso como para, a su vez poder compartir sus nuevas destrezas con otros efectivos. Las pistolas táser, que proporcionan una descarga eléctrica al sospechoso objeto del “disparo” se presentan en los medios policiales como “una solución intermedia” entre las intervenciones cuerpo a cuerpo y el uso de armas de fuego.
Los dispositivos electrónicos de control (DEC), nombre técnico de las táser, llevarán incorporadas cámaras de grabación, que se activarán de forma automática cada vez que se utilice, para dejar así constancia de las condiciones en que fueron utilizadas durante la actuación policial. “Es la mejor manera de proteger tanto al policía como a la ciudadanía, demostrando que la intervención se hizo de manera correcta”, puntualiza el concejal. El uso de este tipo de armas está regulado en la Ley del Principado de Asturias de 2007 de Coordinación de Policías Locales y se encuadra dentro del vigente Reglamento de Armas.
Innovaciones aparte, lo que más prisa corre es la adquisición de los cascos, defensas y escudos del Grupo de Intervención Rápida (GIR), especializado en operativos para atajar el botellón y otras conductas incívicas. Las últimas intervenciones del grupo, junto a la intensa carga de prácticas han supuesto para los equipos un gran desgaste y por ello la concejalía tiene entre sus prioridades poner a disposición de sus hombres 18 nuevos cascos, otras tantas defensas y 8 escudos de tipo antidisturbios, así como 34 chalecos antibalas de nueva generación para los agentes recién incorporados.
El concejal José Ramón Prado responde con este anuncio las críticas lanzadas por determinados colectivos, como el sindicato UGT, que acusaba al Ayuntamiento de “usurpar” las funciones de otros cuerpos. Fuentes de la Policía Local reprochan a los delegados de este sindicato que, al tiempo que critican los operativos, participen voluntariamente, computando como extras las horas dedicadas en los mismos. “Sitúa en difícil posición a la organización frente a la opinión pública”, indican fuentes del equipo de gobierno municipal.
La plaza del Paraguas vuelve a concentrar los “botellones”
La plaza del Paraguas volvió a ser el principal punto de organización de “botellones” en la noche del viernes, según indicaron fuentes de la concejalía de Seguridad Ciudadana, si bien los agentes puntualizaron que los mismos fueron “más tranquilos y menos multitudinarios” que los registrados en los fines de semana anteriores. Las mismas fuentes apuntan a que la concentración de jóvenes bebiendo alcohol en la vía pública se intensificó especialmente a partir de las cuatro de la madrugada, obligando a los operativos especiales a intensificar los controles en el casco histórico desde esa hora. La continua presencia policial consiguió erradicar el “botellón” del Paraguas, si bien el despliegue de efectivos tuvo que posteriormente ampliar la vigilancia a puntos como la calle Regla, a la que se desplazaron varios de los desalojados de la plaza.
