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El VeSu se despide de La Vega bailando con “Cala Vento”

El dúo catalán y los madrileños “Biela” ponen el colofón a la cita musical de la Fábrica de Armas, en la que se espera que sea la última edición con restricciones pandémicas

Pablo Martínez salta durante el concierto de “Cala Vento”. | / Luisma Murias

Aleix Turon y Joan Delgado no necesitan más que una guitarra y una batería para hacer saltar todo por los aires. El público ovetense demostró una vez más que lo que hay en la ciudad por “Cala Vento” es auténtica devoción. Cada vez que los catalanes pasan por Asturias el número de asistentes a sus conciertos se multiplica exponencialmente. Ayer agotaron las entradas para su sesión en la fábrica de armas de La Vega. Era el último concierto del VeSu, el festival de música independiente que ha llenado de música el recinto fabril durante el fin de semana.

Encantados de estar “en un festival con un nombre tan bonito”, dijo Joan”. Abrieron el concierto conjurando los miedos por la pandemia, los pasados y los que aún están presentes. Con las primeras notas de “Un buen año” el público se levantó de sus “asientos” (fardos de paja) y sin moverse de su sitio comenzó a saltar y bailar coreando aquello de “un buen año, lleno de amor, lleno de rock...”. El rock se echaba de menos en este mal año para la música en directo.

Pablo Martínez salta durante el concierto de “Cala Vento”. |

Los chavales ya tienen un repertorio consolidado como para hacer un set-list acorde a lo que se esperaba de ellos. Recorrieron sus discos, “Cala Vento”, “Futuro panorama” o “Balanceo”, y así sonaron “Historia de bufandas”, “Estoy enamorado de ti” y otra decena larga de canciones que animaron, y mucho, el vermut de cierre del VeSu en la explanada situada junto a la escuela de aprendices de la fábrica de armas.

Antes de los del Ampurdán, los madrileños “Biela” ejercieron de hermanos pequeños de Aleix y Joan. Era la conjunción perfecta que hacía ver la proyección que pueden tener estos veinteañeros. En realidad, “Biela” parecían “Cala Vento” hace unos años, aunque en este caso sí tenían bajo, instrumento del que los catalanes prescinden y que solo utilizan en ocasiones muy contadas para las grabaciones y más contadas aún para sus directos. Así que “Biela” estaban encantados de subirse al escenario en el que luego tocarían sus mayores. Lo cierto es que estaban encantados sin más. Son la revelación de la escena madrileña de la generación “Z”, pero solo han tenido la oportunidad de presentarse en directo en media docena de ocasiones. Lo reconocieron con alborozo. Alex de las Heras, el batería de la banda, explicó que la de ayer era “la primera vez que salimos de Madrid”. Y se encontraron con un festival cuidado al detalle, con un escenario mucho más grande que cualquier sala madrileña en la que hayan tocado antes y con un público con ganas de descubrirlos. Un escenario, por cierto, modelo “Cangas del Narcea”, que así fue bautizado cuando se fabricó la estructura por primera vez.

“Biela” son una mezcla entre “Cala Vento” y un grupo de aspirantes a “Carolina Durante”, así que el VeSu era el lugar perfecto para que los chavales vayan aprendiendo lo que es presentarse en un recinto como La Vega. A buen seguro que el año que viene “Biela” estará en los carteles de unos cuantos festivales veraniegos. Por ahora, en la web de su discográfica, LimboStarr, solo figura el concierto de Oviedo entre las actuaciones previstas del grupo.

El pop rock adolescente de unos y el sonido más directo y contundente de los otros puso fin a la segunda edición del VeSu, el festival de música independiente de Oviedo que nació con la pandemia del coronavirus y que espera que esta sea la última edición marcada por las restricciones.

El VeSu cierra un fin de semana de conciertos en La Vega, el teatro Filarmónica y el Campoamor con una propuesta que ha ido desde veteranos como Kiko Veneno o “Novedades Carminha” a jóvenes como “Menta” o “Mujeres”. El VeSu 2021 se ha acabado; el año que viene, más y mejor.

José Luis Costillas, concejal de Cultura y, por tanto, la máxima autoridad (política) competente en la cuestión, no encuentra otra palabra que “sensacional” a la hora de hacer balance de la segunda edición del VeSu, el festival de música independiente que arrancó el jueves en el teatro Filarmónica y se cerró ayer en la fábrica de armas de La Vega.

Costillas hace extensivo el calificativo a la respuesta del público y a la organización. El concejal afirma que el VeSu “es una apuesta para permanecer en el tiempo” y en su opinión la edición de este año “ha demostrado que en Oviedo sí se pueden hacer estas cosas, que la ciudad tiene capacidad para organizarlo y que la respuesta del público lo corrobora”. Insiste el edil que “los cuatro días de conciertos se han llenado todos los escenarios” por ello “ya estamos esperando a 2022 para hacer el tercer VeSu”.

Quien tendrá que descansar un poco antes de ponerse a trabajar en la edición del año que viene es Íñigo Domínguez, uno de los responsables de la organización. Ayer era un tipo agotado, pero satisfecho. A la tensión de organizar un festival de música se sumaron las restricciones por la pandemia, y el empeño de todos los implicados en la organización era que nada se saliese de los límites marcados por las autoridades. Lo lograron en el 99 por ciento de las ocasiones, así que superaron la prueba.

El VeSu se ha consolidado este año como uno de los festivales de música de referencia en el norte de España. Cierto que muchos se han suspendido. El festival ovetense ha saltado fronteras y a Oviedo ha llegado público de varios países europeos. La organización realizó una encuesta entre los asistentes para conocer el perfil del público que asiste a los conciertos. Así se encontraron sorpresas como que había personas llegadas de Ekaterimburgo (Rusia), Alemania, Francia o Portugal. Además de la importante presencia gallega, la más destacada después de la asturiana. En la fábrica de armas de La Vega también se registraron visitantes de Palma de Mallorca, Madrid, León, Bilbao, Cantabria o Galicia.

Íñigo Domínguez destacó la respuesta del público, con las entradas (gratuitas) agotadas para todas las sesiones. Por ejemplo, las de “Novedades Carminha”, que tocaron el sábado por la noche en La Vega, se ventilaron en minuto y medio. Un poco más, es decir, cinco minutos, duraron en la taquilla virtual los tickets para asistir al concierto de Kiko Veneno el sábado por la tarde en el teatro Campoamor.

A falta de hacer números, la organización calcula que han podido pasar por el festival entre 3.500 y 4.000 personas. Ya piensan en la respuesta del público para cuando en 2022 no haya (eso se espera) restricciones de aforo ni obligada distancia social entre los asistentes a los eventos.

Domínguez aplaudió la respuesta del público, que salvo rarísimas excepciones, en especial a última hora de la noche del sábado, cumplió con la normativa covid. Y celebró también la respuesta de los grupos, encantados de poder tocar en Oviedo. El VeSu quiere “diferenciarse de otros festivales” y por eso apuesta por bandas jóvenes que están comenzando su andadura y por grupos ya muy consolidados que atraen la atención del público. Ahora, a descansar y preparar el cartel del año que viene.

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