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La cultura japonesa se hace moda en Oviedo de la mano de Lourdes Ranzini

El diploma en el certamen nacional de jóvenes diseñadores anima a la modista ovetense de origen argentino: “En Asturias hay innovación y talento”

Lourdes Ranzini, en Oviedo. | Fernando Rodríguez

“Quiero quedarme en Asturias, aquí hay innovación y talento”. Con su Diploma de Honor de los Premios Nacionales a la Moda para Jóvenes Diseñadores, la ovetense de origen argentino Lourdes Ranzini (Mar de Plata, 1998) toma impulso para hacerse un hueco en el mundo de la moda desde Oviedo. Su colección “Shikigami” no solo bebe de la cultura japonesa sino que es una completa inmersión en el país nipón. Con ella, ganó en noviembre de 2019 el Certamen de Jóvenes Diseñadores, en su fase asturiana. Tras el parón de la pandemia, pudo medir su talento en el concurso nacional, de donde salió animada a continuar. “La culturas asiática fue una gran inspiración para mí”, cuenta.

La cultura japonesa se hace moda en Oviedo

La cultura japonesa se hace moda en Oviedo Sara D. RIESGO

Su colección está inspirada en los demonios de la cultura japonesa del mismo nombre, los shikigami, seres mitológicos de diferentes tipos y formas. Ranzini volcó todos sus conocimientos sobre la mitología del país nipón para crear y confeccionar su moda. “Lo fantasmagórico era esencial en la idea”, explica esta ovetense que no para de formarse y que tiene en casa un buen espejo dónde mirarse: su madre, Laura Izco, llegó a España con la pequeña Lourdes de un brazo y un maleta de 20 kilos del otro. En estos trasmitió su vocación por la moda a su hija, que no solo recogió el testigo sino que parece haberlo hecho con destreza. Ambas piensan seguir trabajando juntas: “Quiero llevarme a mi madre allá donde vaya yo. Aprendo cada día de su gran experiencia”.

La cultura japonesa se hace moda en Oviedo

La cultura japonesa se hace moda en Oviedo Sara D. RIESGO

La colección de Ranzini se basa en dos tipos de shikigami, los shinigami y los hannya, demonios japoneses con la capacidad de influir en los pensamientos de las personas, provocando emociones negativas y oscuras, una de las cosas que Ranzini quería reflejar en su ropa: La joven descubrió el mundo fantasmal siendo una niña y ya de adolescente conoció el anime, un tipo de series y películas originarias de Japón, del barrio de Harajuku, en Tokio, famoso por su arte callejero, la moda y los cosplayers, personas que se visten de sus personajes de anime favoritos.

La originalidad del proyecto la llevó a ser una de las protagonistas en el certamen nacional, celebrado en Alcalá de Henares, el pasado mayo. Teresa Laso, presidenta de Adymo (Asociación de Diseño y Moda de Asturias), la delegación del concurso en Asturias, resalta la “calidad en la confección” que atesora Ranzini y su “talento para la moda”. Fue Teresa Laso quien la animó a presentarse a los certámenes, cuenta Ranzini: “Esto ha sido gracias a ella, a su insistencia”, destaca la joven diseñadora.

En su colección, la idea, dice, era unir dos mundos en uno: “Quería crear algo que estuviera inspirado en lo que me gusta”. Utilizó telas vaporosas para simular lo fantasmagórico y cuero para la representación de la oscuridad de los demonios, con un toque sexy que reafirmó al usar los dos colores protagonistas de la ropa, el rojo y el negro. El detalle más llamativo en blanco de toda la firma son las máscaras, una forma de recrear a los espectros nipones y que se le ocurrió a su hermano Ezequiel, de tan solo siete años.

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