El ovetense Emilio Martínez Pañeda tarda en coger el teléfono porque se encuentra en un prestigioso congreso de Ingeniería Mecánica que se está celebrando en París. Casi no le ha dado tiempo a celebrar que acaba de obtener el premio al mejor ingeniero joven del Reino Unido, un prestigioso galardón que entrega cada año la Real Academia de Ingeniería británica y que está dotado con 3.000 libras. La ceremonia de entrega de premios estuvo presidida por la princesa Ana y tuvo lugar en una visita al Thames Tideway, el nuevo sistema de túneles y alcantarillas de Londres, una de las mayores obras de ingeniería de Europa. Martínez Pañeda comparte el premio con otros cuatro jóvenes ingenieros. “No me lo esperaba, ha sido una alegría muy grande”, explica Martínez Pañeda, que tiene 34 años.

El mejor ingeniero joven del Reino Unido es profesor universitario en el Imperial College de Londres, una Universidad clasificada entre las diez mejores del mundo, donde lidera el grupo de investigación en Mecánica de Materiales. El premio reconoce las investigaciones que Martínez Pañeda ha dirigido en las áreas de mecánica de sólidos e ingeniería de materiales. “Lo que nosotros hacemos es tratar de entender cómo se comportan los materiales, sobre todo cómo se deforman y cuándo van a romper. Hacemos ensayos experimentales en laboratorio, rompemos materiales y en base a esas pruebas desarrollamos modelos de ordenador, modelos computacionales que puedan predecir cuándo las estructuras o los componentes industriales van a romper”, explica el ovetense. “La industria ha utilizado nuestros modelos en muchas aplicaciones, sobre todo donde hay un componente medioambiental que daña los materiales. Por ejemplo, nuestros modelos pueden predecir cuál es la vida útil de una turbina eólica que está en mitad del mar y se enfrenta a la corrosión o cuánto va a durar una batería de litio”, señala Martínez Pañeda. “También trabajamos con el almacenamiento de hidrógeno, que ahora está muy de moda. Hay mucho interés por usar el hidrógeno como vector energético, pero provoca muchas fracturas en los metales, así que hay empresas que usan nuestros modelos para encontrar soluciones de almacenamiento y de transporte”, añade.

El premio reconoce que las investigaciones lideradas por el ovetense son pioneras a nivel mundial. “Voy a tratar de explicarlo con un ejemplo que se entiende muy bien. Antes, en la industria del automóvil, se estrellaban muchos coches, pero ahora se estrellan en los ordenadores, con buenos modelos de simulación. Eso está muy limitado a esa industria y un poco a la ingeniería aeroespacial, pero no se había hecho en ingeniería de infraestructura, mecánica o civil. Creo que ese fue el éxito de nuestro grupo y lo que me llevó a ganar el premio”, dice.

Emilio Martínez Pañeda, ingeniero industrial por la Universidad de Oviedo, estudió en la Gesta y en el Instituto Aramo. Cursó Ingeniería Industrial Superior en la Escuela Politécnica de Gijón y un máster de Estructuras en la Escuela de Ingeniería de Caminos de la Universidad de Granada. Hizo su tesis doctoral con la catedrática Covadonga Betegón en el departamento de Construcción e Ingeniería de Fabricación de la Universidad de Oviedo y durante su desarrollo hizo estancias en el extranjero, con grupos de investigación de la Universidad de Cambridge, la Técnica de Dinamarca, la de Luxemburgo y la de California Santa Bárbara. En 2016 ganó una de las H.C. Orsted Fellowships danesas y comenzó a trabajar en la Universidad Técnica de Dinamarca. Transcurrido un año aceptó una oferta de la Universidad de Cambridge, adonde llegó en 2017. En 2018 recibió las becas Marie Curie y la 1851 Research Fellowship, que tienen en su nómina a 13 premios Nobel.

Martínez Pañeda, “de Oviedo de toda la vida y del Real Oviedo”, forjó ese brillante currículum en Asturias, pero es otro de esos talentos que han tenido que irse de la región y del país para crecer. “Me fui de Asturias para desarrollarme profesionalmente. Tuve la suerte de poder entrar primero en Cambridge y después en el Imperial College, que son dos universidades de mucho prestigio y no podía perder esa oportunidad. No pude decir que no”, explica. “No sería malo salir de Asturias si a la vez que exportásemos también importásemos talento. El problema es que funciona solo en una dirección. No somos muy buenos atrayendo talento internacional, pero sin embargo muchos asturianos, muy bien formados, acaban teniendo puestos muy buenos en Estados Unidos, Reino Unido o Alemania. En realidad es un problema”, dice el ovetense. “No es malo que la gente salga al extranjero y que se forme en centros que son muy buenos, pero debería haber un sistema para traerlos de vuelta”.

Aunque Emilio Martínez Pañeda viaja con asiduidad a Oviedo, no tiene previsto venirse a trabajar a España. “Creo que en mi caso no va a suceder. Ahora mismo estoy en una de las mejores universidades del mundo, con un centro que cuenta con unos recursos que no creo que se ofrezcan en ningún sitio de España en toda mi vida. No obstante, hay otras personas que se guían por los aspectos personales más que por los profesionales y que sí estarían dispuestos a volver. He conocido a algunos asturianos en Cambridge o en el Imperial College que vendrían incluso a costa de perder un poco en el terreno profesional. El problema es que ni siquiera se les ofrece eso”, señala.

Emilio Martínez Pañeda se encuentra “muy a gusto” en Londres. Además, cada vez que viene a Asturias se lleva jamón o ingredientes para hacer la fabada. “Sidra no me llevo porque se pone mala”, asegura el mejor ingeniero joven del Reino Unido.