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Los niños y el teatro se hacen uno

La asociación Los Glayus saca el teatro a la calle en la plaza Daoíz y Velarde: “No hay nada mejor que la cultura al aire libre”

Alejandro García, durante uno de los números del espectáculo. | Miki López

Entretener a seis nietos mientras se hace turismo por una ciudad desconocida no es tarea fácil. Isabel Alcojor ha venido a Oviedo desde Talavera de la Reina con parte de su familia. Una comida en el Fontán que se alargó hasta pasadas las seis de la tarde le hizo descubrir que la cultura puede estar al alcance de la mano. “No hay nada que me guste más que la cultura al aire libre”, decía. Se encontró con una representación teatral en plena calle. La asociación Los Glayus, que trata de impulsar la educación con herramientas lúdicas, en colaboración con la Red de Centros Sociales de Oviedo, organizó ayer en la plaza Daoíz y Velarde una escenificación cómica que arrancó la risa de una veintena de niños que ocuparon todas las sillas.

El sol se asomaba tímido y el bochorno no se hizo esperar, pero, resguardados a la sombra y puntuales, Alejandra Tirada, Natalia Ovies y Alejandro García, animadores de la actividad, representaron a un trío muy variopinto. Dos de ellos emulaban a unos supuestos deportistas que luchaban por una plaza en los Juegos Olímpicos, mientras una especie de organizadora trataba de atajar la rivalidad y competitividad que les embargaba continuamente. Las risas llegaron cuando el público se dio cuenta de que, en realidad, no eran expertos, sino todo lo contrario. La torpeza se convirtió en su mejor amiga.

Carreras de sacos en las que las trampas eran las protagonistas, el juego de la cuchara reconvertido en artilugios imposibles que no lograban retener la pelota o el salto de comba con cuerdas de todos los tamaños fueron algunas de las hazañas que divirtieron a niños y adultos durante poco más de una hora. “Pero no buscamos quedarnos solo en los rifirrafes, queremos un final con aprendizaje”, decía Alejandra García, conductora del teatro en la calle. Lo consiguieron, pues los protagonistas lograron que todo saliese bien cuando trabajaron en equipo y pidieron ayuda a los asistentes.

Entre el público se encontraban niños ovetenses que buscaban pasar una tarde divertida. “A mi nieta le gusta todo lo que tenga que ver con reírse, por ello no he dudado en venir”, decía Amparo Quirós. Pero, también, había algunos turistas que no quisieron perderse la representación: “Somos de Álava y en la Oficina de Turismo nos plantearon este plan. Nos pareció interesante”, decía Jon Serrano. Un abanico amplio de espectadores y expectativas.

El mundo de la cultura lleva más de un año atravesando una situación complicada. “Era necesario volver”, decía Natalia Ovies. En el teatro, la vuelta a los escenarios se ha visto eclipsada por las restricciones sanitarias. Las escenificaciones en la calle han permitido que el público y los aplausos vuelvan a ser los que eran. “Los eventos al aire libre están permitiendo que la gente pueda reencontrarse con la cultura”, confesaba Alejandra Tirada. Incluso, han vuelto a percibir las impresiones y emociones de los espectadores en primera persona ante la ausencia de mascarilla en alguno de ellos al estar en el exterior y cumpliendo con la distancia de seguridad.

El teatro en la calle se repetirá cada semana de julio y agosto.

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