La pequeña Mara, que se encontraba ayer con sus padres en la Corrada del Obispo de Oviedo, fue la mano inocente que decidió qué poeta iniciaría la XXXI edición de Poetry Slam. Se trata de un concurso donde los participantes recitan en solitario y se somenten a la votación del publico mientras superan rondas hasta que aparece un ganador. Al final, el ovetense Saúl Lescún se quedó el primer puesto. En Oviedo, cada mes hay un Poetry Slam, pero el de ayer era especial pues suponía el regreso después de un año y medio de parón por la pandemia. Frente a los poetas, la terreza de bar que hacía las veces de graderío estaba repleta.

“Este año hemos notado un cambio. Quieras que no, de pasar de una continuidad y dinamismo en nuestros encuentros a volver después de tanto tiempo, se nota. Pero estamos contentos”, comentaba Mentxu Blasco, organizadora del evento. El absoluto silencio, mientras los participantes se abrían al público a través de sus escritos, inundó la Corrada de incontables metáforas y mucho sentimiento, en una tarde, sin duda, digna del mejor poema.