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Los expertos urgen el encalado de San Julián de los Prados: “Es prioritario”

Los medievalistas defienden revestir los muros externos de Santullano antes de restaurar los frescos, como pide el Instituto de Patrimonio

El interior de Santullano.

El Instituto de Patrimonio Cultural de España (IPCE) ha reabierto un debate en torno a Santullano que es un viejo conocido de los expertos del Principado: el encalado del templo de San Julián de los Prados. El IPCE dice ahora que, antes de llevar a cabo la intervención a la que se comprometieron en el año 2017 para restaurar las pinturas de la iglesia del Prerrománico debe ser revestida. Los técnicos estiman que es una actuación que debe llevarse a cabo, pero haciendo unos exhaustivos estudios previos que garanticen que el encalado garantice una mejor conservación de las pinturas. En origen, el templo estuvo revocado y no fue hasta la intervención de Fortunato de Selgas en 1912 cuando se elimina la carga exterior al considerar que el edificio original carecía del revestimiento, aunque posteriormente se demostró que estaba equivocado. Estéticamente, la intervención que exige el IPCE cambiará la imagen que se ha formado en el último siglo sobre el templo. La restauradora Natalia Díaz Ordóñez apunta que esta actuación no debería juzgarse “desde un criterio meramente estético”. Esta, dice, es una decisión que no se toma a la ligera y que, además, “la gente tiene que entender que es una intervención prioritaria”.

Jesús Puras, restaurador, explica que, ante la falta de encalado, los muros actúan “como una esponja”, filtrando el agua de lluvia y diversos “contaminantes ácidos”. Estos últimos son el principal problema, ya que disuelven el carbonato de las pinturas. El mayor conjunto de pintura altomedieval que se conserva en Europa Occidental “revienta, salta y se deshace”. Puras ya advirtió en 1996 de la necesidad de encalar los muros en un informe que, justamente, fue desestimado entonces por el IPCE. El restaurador celebra el cambio de criterio. La realidad es que prácticamente todas las direcciones generales de Patrimonio que han pasado por el Principado han coqueteado con la idea del encalado de Santullano, aunque nunca se ha tomado una decisión firme al respecto.

Ahora, la novedad es la apuesta del IPCE. Tal y como publicó ayer LA NUEVA ESPAÑA, pese a tener clara la necesidad del encalado para garantizar la correcta conservación de unas pinturas restauradas, los técnicos estatales y regionales fían la decisión a nuevos estudios que se alargarían durante meses. Estos trabajos, aventura Puras, se centrarían sobre todo en el método de encalado a utilizar y, sobre todo y antes que nada, en el limpiado previo que necesitan los muros del templo. Hoy, dice, la cercanía del tráfico los ha llenado de sustancias contaminantes y hollín. Antes de llevar a cabo un encalado es necesario estudiar los áridos, el tipo de cal necesaria para los muros e, incluso, el color final del mismo, el punto que puede ser más sensible para los vecinos. La limpieza requiere un profundo estudio porque, según el restaurador, cada muro, según su orientación, tiene distintas patologías.

Una vez los muros estén limpios y se apueste por el encalado, los técnicos difieren sobre los métodos idóneos para realizar el revestimiento. El historiador del arte Lorenzo Arias apunta a que “hay suficientes materiales químicos y no nocivos que ya se han usado en Asturias y otros sitios que son transparentes y que permiten que la piedra transpire. Además, sería reversible”. Una opción, en principio, menos agresiva visualmente para el templo pero que el propio Puras descarta: él considera que lo mejor en este caso es la cal, que además se estima que era el revestimiento original.

Por su parte, el petrólogo Luis Valdeón apunta a que es totalmente necesario realizar estudios en el interior del templo, porque “sus condiciones cambiarán dramáticamente”. Prefiere ser cauto y dice que solo si se demuestra que el edificio necesita el revestimiento estaría a favor de la intervención.

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