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De Emiratos Árabes al techo de Europa

La ovetense Isabel Argüelles coronó la semana pasada el Elbrús entre hielo y nieve tras un intenso entrenamiento en su casa, junto al desierto

La expedición al monte Elbrús, con Isabel Argüelles en el centro. | LNE

Quince días antes de coronar el Elbrús, la montaña más alta de Europa, la ovetense Isabel Argüelles no se imaginaba que terminaría a 5.642 metros de altitud rodeada de un grupo de montañeros a los que no había visto antes. En Emiratos Árabes, donde trabaja desde hace menos de un año, vio una oportunidad en la web de escalar la montaña de la cordillera del Cáucaso y no se lo pensó. Se apuntó, se echó una mochila de diez kilos a la espalda y empezó a correr 22 kilómetros diarios. Ella reconoce que puede parecer “una locura”, pero lleva escalando desde la adolescencia.

En Asturias tuvo su primer contacto con los montes, pero de otra forma. Su padre, que comparte su pasión, la llevó desde muy pequeña con él por las cimas asturianas, que no tienen nada que ver con el hielo ruso. Ahora, recién llegada de la expedición, cuenta que le encantaría volver al Principado y “escalar el Naranjo de Bulnes”. De momento, ha coronado la montaña rusa, la más alta del continente, y la que marca la frontera histórica entre Asia y Europa. “Estoy muy contenta y orgullosa de mí misma y mis capacidades”, sentencia Argüelles tras hablar de su hazaña.

Isabel Argüelles, tras coronar el Elbrús.

Aunque desde pequeña ha estado relacionada con la montaña, debido a la afición de su padre, el amor por la escalada nació cuando se mudó a Madrid. Pronto se aburrió de “los típicos planes de siempre” y decidió investigar por su cuenta qué más podía hacer. “Me interesé de nuevo por la montaña y comencé a escalar en la Comunidad de Madrid, pero pronto quise más”. Ahora, con 33 años, la ovetense ha decidido cumplir un sueño que nunca creyó tener de niña. Se ha convertido en una de las pocas asturianas que han coronado un “cincomil”.

“Este es normalmente un deporte de hombres. Cuando comencé era raro ver a mujeres, y en esta última travesía éramos once personas, diez hombres y solo una mujer, yo”, cuenta emocionada recordando su ascensión. “Me lo pasé en grande. No creo que sea una experiencia para todo el mundo porque es muy difícil tanto física como mentalmente, pero a quien esté dispuesto le diría que adelante. Es una experiencia inolvidable”, relata. No solo hay que enfrentarse a una larga travesía entre el hielo y la nieve, también hay que sobreponerse a la falta de oxígeno.

“El próximo objetivo es un ochomil, pero mi sueño es coronar el Everest”

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A unos metros de la cima, la ovetense creyó desfallecer. Cuenta que frenó unos segundos y, a más de cinco mil metros de altitud, solo ese breve descanso le ayudó a volver a respirar. Llegó a pensar que el agotamiento no le permitiría coronar “el techo de Europa”, pero el orgullo pudo más. Entre el ruido de la montaña se dijo “ahora tienes que ir paso a paso” y, por fin, llegó a la cima. Ahora lo piensa y se reafirma en el desafío que se impuso “Me puse a prueba con el Elbrús”, sentencia.

Pese a los años en montes y rocódromos, Argüelles se ha destapado como una escaladora ambiciosa tras esta aventura y afirma que quiere continuar coronando montañas. “Mi próximo objetivo es subir un ochomil, como el Cho Oyu, en China. Y, evidentemente, coronar el Everest es un sueño que quiero cumplir, no creo que haya ningún escalador que no quiera hacerlo”, comenta entre risas.

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