La cálida voz de Ana Sofía Noriega, periodista, se apagó ayer, en vísperas de cumplir 61 años. Noriega, que fue una figura de referencia en la radio ovetense, falleció tras una década luchando contra una enfermedad neurodegenerativa. Deja una hija, Celia.
Hija de Sofi Sánchez-Ocaña, su vocación por comunicar creció en contacto con sus tíos Ramón y Esteban Sánchez-Ocaña. Pero ni el terreno televisivo, que convirtió a Ramón en un referente dentro del periodismo español, ni el ámbito de la divulgación, donde destacó Esteban hasta su fallecimiento el pasado año, prendieron en la ovetense, que encontró un terreno idóneo para crecer profesionalmente en su propia ciudad.
Ana Sofía Noriega veló sus primeras armas en el oficio en una emisora municipal, antes de enrolarse en Radio Cadena Española. Allí coincidió con otro referente del oficio: la recientemente fallecida Menchu Álvarez del Valle, con la que trabó una profunda amistad.
Junto a Álvarez del Valle y a otra célebre locutora de la época, María Alzira Rolland, fallecida a principios de año, Ana Sofía Noriega protagonizó un acto revolucionario que, años después, ha cobrado toda su dimensión: las tres mujeres ejercieron, en 1987, de Reinas Magas. Una iniciativa impulsada por Covadonga Bertrand, entonces presidenta de la Sociedad Ovetense de Festejos (SOF), y que contó con el respaldo total del alcalde, Antonio Masip.
Noriega estaba llamada a ser la gran voz en femenino de la radio asturiana, el relevo de sus dos compañeras en aquella mítica cabalgata de Reyes, de una generación anterior a la suya. Pero el cierre de Radio Cadena Española, en 1991, truncó ese recorrido.
En ese momento vital, Ana Sofía Noriega supo reinventarse profesionalmente y encontró nuevas vías de desarrollo. Ese mismo año, se encargó de la comunicación en la campaña a la Alcaldía de Gabino de Lorenzo, que ganó aquellas elecciones, comenzando su prolongado gobierno. Tras los comicios, Ana Sofía Noriega pasó a encargarse de la comunicación de la SOF, en un momento de ebullición: eran los años de los grandes conciertos en la ciudad.
Promotores y periodistas musicales recuerdan con especial cariño el desempeño de Ana Sofía Noriega en aquel tiempo. Todos la definen como “una mujer leal” y “una profesional competente y enérgica, con una comprensión por las necesidades de los periodistas y los fotógrafos que ahora, lamentablemente, se ha perdido”. Su facilidad para garantizar el acceso de los medios a los artistas era proverbial: “Daba igual que vinieran Lola Flores que Michael Jackson: siempre había rueda de prensa”, aseguran. En las páginas de la hemeroteca de LA NUEVA ESPAÑA se constata esa máxima: en septiembre de 1997, en pleno San Mateo, el cronista cuenta cómo Noriega logró vencer las reticencias de Rosario Flores para que atendiese a los medios locales. Esa misma decisión la llevó también a su vida personal. Sus allegados la definen como una persona “alegre, espontánea, con un carácter muy festivo, muy social”. Su pérdida, tras diez años de lucha contra la enfermedad, es para sus conocidos “irreparable”.