La familia jesuita asturiana se reunió ayer en la iglesia del Sagrado Corazón de Oviedo para celebrar la festividad de San Ignacio de Loyola de una manera muy especial. La misa se celebra desde hace años cada 31 de julio, alternando Oviedo con Gijón, pero no siempre coincide con el quinto centenario de la conversión del fundador de la Compañía de Jesús. El 2021 es un año ignaciano, el “Ignatius 500”, un acontecimiento que se celebra en todo el mundo desde el pasado 20 de mayo. Sin ir más lejos, el superior general de la Compañía de Jesús, el venezolano Arturo Sosa, estuvo en Manresa (cuna de la orden jesuita), para presidir una misa solemne a la misma hora que la que tuvo lugar en Oviedo.

Asistentes a la misa de ayer en el Sagrado Corazón. | I. Collín

El encargado de oficiar la ceremonia en el templo del Sagrado Corazón ovetense fue Pedro García Vera, que es el superior de la Compañía de Jesús en Asturias. “Para nosotros es un día muy importante porque celebramos la llamada de Dios a Ignacio de Loyola. El era soldado y su fuerte conversión se produjo a raíz de las graves heridas sufridas en la batalla de Pamplona en 20 de mayo de 1521. El cambio se produjo durante su convalecencia en Loyola”, explica Pedro García antes del inicio de la misa. Después, durante la homilía, también se lo contó a los presentes. “La historia de este caballero que quiso triunfar en la corte, y después lo intentó en el ejército, es la historia de un fracaso, simbolizado en la bala de cañón que le destrozó la rodilla y le incapacitó ya para la vida militar”, dijo. “Pero este hombre fracasado se encontró con Dios”, añadió García Vera, que estuvo acompañado durante la ceremonia por el sacerdote Javier Suárez, párroco de la basílica de San Juan.

El superior de los Jesuitas asturianos considera que este es un año para la reflexión. “El acontecimiento de la conversión de San Ignacio nos invita también a cada uno de nosotros a entrar en ese camino de la conversión: que nuestra identidad alcance su pleno desarrollo con la fuerza del Evangelio”, sostiene. “Es un camino muy importante, que hacemos poco a poco en nuestra vida”, añade.