La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Limitar el aparcamiento, pero no el paso, al coche contaminante, la pretensión de Oviedo

La concejalía de Infraestructuras estudia cómo cumplir la nueva ley de Cambio Climático con las menores restricciones posibles para el tráfico

Un policía local, cortando la calle Fruela al tráfico

El Gobierno central impone una serie de demandas medioambientales que Oviedo, como el resto de municipios de más de 50.000 habitantes, tiene que incorporar a su plan de movilidad para 2023. En primer lugar, deberá crear una zona con restricciones para los coches más contaminantes. Los primeros esbozos del proyecto, publicados ayer por LA NUEVA ESPAÑA, plantean solapar la zona de bajas emisiones con el casco histórico de la ciudad. Oviedo cumplirá con la Ley de Cambio Climático pero lo hará coincidir con un casco histórico prácticamente blindado al tráfico. La política medioambiental de la ciudad no se basa, según los responsables municipales, en perseguir a los vehículos más contaminantes, si no en avanzar en la peatonalización del corazón de la ciudad. Los técnicos de las concejalías responsables y el edil Nacho Cuesta estudian la posibilidad de que la zona de bajas emisiones de la ciudad se diferencie del modelo canónico y no impida el paso de los coches más contaminantes y que, simplemente, se les restrinja el aparcamiento. La normativa estatal, pese a la premura para imponer las medidas, todavía no está completamente desarrollada.

El responsable del área, Nacho Cuesta, explica que la idea es realizar “un tránsito amable del uso intensivo del vehículo privado hacia otros medios como el transporte público o la bicicleta”. Y señala que la exigencia gubernamental pasa por implementar un modelo “que ya ha resultado fallido en otras ciudades”. Por ello, el área de estudio de su zona de bajas emisiones comprende grandes extensiones que ya no son accesibles al tráfico como el Campo San Francisco, que se quiere unir al casco histórico con una peatonalización en Uría junto a La Escandalera, el propio casco viejo o áreas del Vasco y la calle Gascona.

El área de Urbanismo ya ha encargado asistencias técnicas para peatonalizar definitivamente la calle Fruela y la parte baja del Rosal. También están proyectadas las peatonalizaciones de Pozos y Mendizábal y se quiere hacer lo mismo con la calle Paraíso y la herida entre La Escandalera y el Campo una vez se acometa la ampliación del subterráneo.

En principio, la norma impulsada por Teresa Ribera iba a ser desarrollada por otra ley, la de Movilidad Sostenible y Financiación del Transporte que José Luis Ábalos tenía previsto presentar al Consejo de Ministros este verano, pero eso fue antes del cambio de cartera. De momento, se desconocen las sanciones para las administraciones que incumplan las exigencias del Ministerio de Transición Energética. De todas formas, Oviedo no tiene previsto incumplir los preceptos legales ni pedir moratorias. Por ello, los miembros del equipo de gobierno han ido dando pasos para que la ciudad esté bien posicionada cuando llegue 2023. Aunque todavía no tienen clara la forma en la que la ciudad cumplirá la nueva ley, tienen previsto hacerlo de la forma “menos restrictiva posible”.

Ante la inconcreción de la normativa, que en su versión genérica limita el tráfico a los coches de gasolina matriculados antes del año 2000 y de diésel anteriores a 2006, los técnicos estudian diversas opciones. De ser posible, las medidas se circunscribirán a la imposición restricciones horarias de aparcamientos de los vehículos de estas características. El plan de movilidad, así, limitará las cargas y descargas para los coches más contaminantes y establecerá un sistema de zona azul “más inteligente” para evitar las vueltas buscando aparcamiento.

En el área de Seguridad Ciudadana, responsables del tráfico en la ciudad remarcan la necesidad de ir acompasando las normativas municipales de transporte a las que se van implantando en las administraciones regional y estatal. A la espera del desarrollo legal, Oviedo ha proyectado varias opciones para su zona de bajas emisiones. Fuentes municipales matizaron ayer el contenido de la memoria previa a la que tuvo acceso este periódico y apuntaron que, en versiones futuras del documento, se plantearían “ajustes” en el perímetro de estudio, seguramente liberando la calle Jovellanos con la idea de no sobrecargar Víctor Chávarri. El otro posible recorte podría pasar por liberar la Marqués de Santa Cruz. Hoy, la movilidad en Oviedo y, sobre todo en la zona de la entrada a la ciudad desde la “Y”, es un asunto delicado. Todavía no se ha adjudicado el proyecto de reordenación de la Cruz Roja, que podría modificar la distribución del tráfico en la zona baja de Oviedo.

La ciudad aprovechará la contrapartida que pone el Ministerio de Cambio Climático a la obligación de implantar una zona de bajas emisiones y pedirá fondos europeos para financiarla. En principio, el Gobierno destinará 3.000 millones de euros de los fondos Next Generation para que los municipios de más de 50.000 habitantes implanten sus zonas de bajas emisiones. En un primer borrador del grupo de trabajo de fondos europeos del Consistorio, la concejalía barajaba pedir cuatro millones para incorporarla a su plan de movilidad. El principal coste de la zona de bajas emisiones no es la señalización contra los vehículos contaminantes, sino los sistemas de control y monitorización.

En el entorno del perímetro de la zona de bajas emisiones de la ciudad, los técnicos han proyectado –en colaboración con tres empresas del sector de la movilidad eléctrica compartida– cederle plazas de aparcamiento a las empresas. Lo que se pide desde Europa y, ahora también desde el Gobierno de España, es que las administraciones locales fomenten este tipo de movilidad. Las calles que posiblemente se vean afectadas por la implantación de la zona de bajas emisiones serán Martínez Marina, Cabo Noval, la parte alta del Rosal y la calle Quintana. Excluyendo los “ajustes” que, aseguran, se harán en el documento antes de remitirlo a Bruselas, el resto del espacio es terreno libre para el peatón lo que ya es, de facto, una zona de bajas emisiones.

Los deberes para adaptar la circulación en el próximo año y medio

La nueva ley de Cambio Climático exige que para 2023 las ciudades creen corredores verdes, mejoren su red de transporte público, que se instalen puntos de recarga de vehículos eléctricos, se impulse la movilidad eléctrica compartida y se fomente el transporte de mercancías sostenible. Y con esas medidas, explica Nacho Cuesta, Oviedo está completamente en sintonía. Desde su área, expone, están poniendo en marcha proyectos “que favorezcan la movilidad sostenible”. El edil hace inventario y enumera actuaciones en marcha, como la implantación de los vehículos eléctricos compartidos, el diseño de una red de carriles bici, el incremento de carriles bus y las peatonalizaciones blandas ya vigentes. Y, para los corredores, Oviedo incorporará en su crecimiento urbanístico nuevos pasillos peatonales que conecten el núcleo urbano con los bosques y praderas que lo circundan: un anillo verde.

Compartir el artículo

stats