Un profesional excepcional, que cambió la fisionomía urbana de Oviedo y planteó soluciones revolucionarias para Gijón, pero ante todo un buen hombre, que deja un vacío irreparable. Ese era ayer el sentir general en el tanatorio de El Salvador, donde se ofició el funeral por el alma del arquitecto Pedro Blanco, fallecido este jueves a los 78 años de edad.

Durante su dilatada trayectoria profesional, Blanco asumió diferentes responsabilidades políticas y de gestión. Fue consejero de Ordenación del Territorio en la Preautonomía, concejal de Urbanismo en el primer Gobierno de Antonio Masip en Oviedo (siendo el máximo responsable del desarrollo y aprobación del Plan General de Ordenación Urbana) y, entre 2004 y 2013, director general de Gijón al Norte, la entidad que gestiona el plan de vías. A su funeral no faltó el exalcalde Antonio Masip, que mantenía una sólida amistad con el urbanista desde que trabajó con él en aquel mandato entre 1983 y 1987, como tampoco el arquitecto Alfonso Toribio, exdecano del Colegio Oficial de Arquitectos de Asturias; Leopoldo Tolívar, catedrático de Derecho Administrativo de la Universidad de Oviedo; el geólogo y escritor Jaime Izquierdo; y el presidente de la Fundación Ópera de Oviedo, Juan Carlos Rodríguez-Ovejero. La Junta de Gobierno del Colegio Oficial de Arquitectos de Asturias transmitió además su pésame a la familia por la pérdida de ”un buen hombre y una persona muy querida dentro del colegio”.

“Era una persona extraordinaria. Le conocí bien, primero por motivos profesionales pero luego ya desde la amistad, también con su mujer. Hemos perdido a una gran persona, y yo a un gran amigo”, explicaba Rodríguez-Ovejero. Tanto el difunto como su esposa, Paloma Castro, eran además grandes aficionados a la ópera.

Alfonso Toribio destacó que Pedro Blanco “aunaba la calidad humana y la solvencia profesional”, y reivindicó sus años como responsable del Urbanismo ovetense como “los mejores este ámbito, a nivel de gestión, porque además coincidió con la época de Arturo Gutiérrez de Terán en la consejería, y ambos eran gente que, desde sus responsabilidades, tomaban decisiones racionales, por lo general acertadas, y además eran de trato fácil y llegaban a acuerdos con la oposición”. Toribio define además a Blanco como “una persona muy respetada y querida dentro de la profesión, un hombre muy humilde”.

La familia del fallecido, visiblemente emocionada, agradeció el respaldo que ha recibido desde que se supo el fallecimiento del urbanista. “Nos sentimos muy agradecidos porque hemos visto que Pedro era muy querido. Se recuerdan con cariño los mejores frutos de su vida profesional, y ha sido muy importante para nosotros sentir este cariño y este apoyo”, explicaba su viuda, Paloma Castro, al final del funeral.