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“Oviedo Central”: estas son las calles en las que no vas a poder pasar con el coche

El Ayuntamiento ultima el proyecto para implantar nuevas restricciones al tráfico en 2023, con un plan “progresivo” que empezará en el Antiguo

Un policía local, cortando la calle Fruela al tráfico

Europa y el Ministerio de Transición Ecológica ordenan y el Consistorio ejecuta. El “Madrid Central” que implantó el Ayuntamiento de la capital durante el mandato de Manuela Carmena tiene que llevarse a cabo en todos los municipios de más de 50.000 habitantes en 2023. El plan de Oviedo para cerrar el paso al coche contaminante costará cerca de diez millones de euros, será progresivo y los accesos de los vehículos a la nueva “zona verde” de la ciudad se controlarán con cámaras de videovigilancia.

Dentro de año y medio, el casco histórico de la ciudad y alguna de sus calles colindantes contarán con nuevas limitaciones al tráfico contaminante. La idea del Ayuntamiento es comenzar por el Antiguo, mayormente peatonalizado, pero planteando un proyecto progresivo, que irá sumando calles prohibidas a los coches menos ecológicos año a año.

El Ministerio de Transportes ha abierto una línea de financiación de 1.500 millones de euros procedentes de los nuevos fondos europeos para costear los proyectos de los ayuntamientos españoles. Oviedo quiere conseguir diez de ellos. Hay mucho que pagar: señales, proyectos, campañas de información, adecuación de aparcamientos disuasorios, cámaras de vigilancia y un programa informático que ayude a controlar las matrículas de quienes entren y salgan de las calles libres de humos. La idea que desarrollan en el grupo de trabajo de Javier Cuesta es que Oviedo tenga una zona de bajas emisiones “inteligente”. Lo que pide la ley es un control de accesos por el sistema de pegatinas de la DGT. Esto implicaría que los coches de gasolina matriculados antes del año 2000 y de diésel anteriores a 2006 no puedan entrar en la zona vetada; el plan municipal es que el sistema en la capital asturiana sea por matrícula. Estas restricciones, en ningún caso, pueden afectar a los residentes en la zona vetada y se desarrollarán en los próximos días, cuando el Ministerio de Transición Ecológica termine de dibujar las restricciones.

El casco histórico, futuro laboratorio de la ciudad para las nuevas restricciones al tráfico, tiene tres particularidades: un tráfico limitado debido a las peatonalizaciones, varias plazas hoteleras y numerosos locales de hostelería que necesitan reparto de mercancías. El sistema de control por matrículas permitirá, por ejemplo, que un turista que tenga reserva en un hotel del Antiguo pueda llevar su coche hasta el parking del establecimiento o que el reparto de mercancías se pueda continuar llevando a cabo durante los primeros compases de la nueva norma. Pero fuentes municipales adelantan que se trabaja para que el reparto “de última milla” el que se lleva a la puerta de los restaurantes y bares, se realice de manera ecológica.

En otras ciudades, como Salamanca –similar a la capital ovetense– se han decantado por habilitar una suerte de pequeños almacenes en el casco viejo para las empresas. Esta opción parece haberse descartado por el Consistorio, que optará por facilitar a las empresas la adquisición de vehículos eléctricos o híbridos.

En un principio, funcionarios municipales plantearon que las restricciones al tráfico contaminante en Oviedo fuesen solo al aparcamiento. Las nuevas directrices dadas desde el Ministerio para el Ayuntamiento parecen haber dejado atrás esa posibilidad. La zona de bajas emisiones deberá ser una realidad en 2023 y, bajo ningún concepto, se quiere abrir la puerta a que se pierdan los fondos europeos que podrían costearla. Transportes permite solicitar hasta 45 euros por habitante y Oviedo no quiere gastar esa bala.

Fuentes conocedoras de las negociaciones apuntan a que la consultora Auren, recientemente contratada por el Ayuntamiento, tendrá un papel protagonista en el desarrollo del proyecto. Representantes municipales también han entrado en contacto con la empresa Everis, la que ideó el primer “Madrid Central” de Carmena y que está llevando a cabo la revisión del mismo que ha planteado el nuevo alcalde madrileño.

El cierre a los coches contaminantes que se propone en Oviedo debe implicar, como exige Transportes, una reducción significativa de la contaminación. Por eso, los cierres no se circunscribirán solo al casco histórico y deben extenderse a calles más transitadas de su entorno, como Marqués de Santa Cruz o Jovellanos.

La Dirección General de Tráfico ya tiene lista la una nueva señalización vertical, de fácil identificación y que permita a los ciudadanos saber que se aproximan o acceden a una zona de bajas emisiones. En la comunicación de Tráfico no se incluye la etiqueta correspondiente a los vehículos de gasolina matriculados entre el año 2000 y 2006 y los diésel del 2006 al 2014, lo cual plantea dudas sobre si esos vehículos quedarán excluidos también de la zona.

A expensas de que en Oviedo se desarrolle una normativa específica, la multa por rebasar la nueva señal sin estar autorizado va de 100 a 500 euros en las motocicletas y turismos y de 500 a 1.000 en los camiones, furgonetas y autobuses.

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