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Turno para los jóvenes en el Auditorio

El artista catalán Nil Moliner hizo vibrar a su público entre ritmos pop y canciones con toques de balada que emocionaron a los asistentes

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EN IMÁGENES | Así fue el concierto de Nil Moliner en San Mateo Luisma Murias

Es posible que este año los jóvenes no disfruten de las noches de fiesta de San Mateo hasta el amanecer, pero sí pueden animarse con los conciertos. Este es el caso del espectáculo de ayer en el Auditorio, en el que Nil Moliner y toda su banda hizo reír, cantar y emocionarse a todo el público que decidió pasar su noche del jueves entre los ritmos pop del catalán.

Con media hora de antelación, la entrada al recinto ya estaba repleta de jóvenes entusiasmados. Entre la lluvia y haciendo fila, Beatriz Huerta era una de las admiradoras de la música de Nil Moliner. “Me gusta mucho su música, espero que cante mi canción favorita, sería una pasada”, comentaba Huerta, que esperaba emocionada con dos amigas.

A las nueve de la noche la Sala Principal estaba llena de gente y el ambiente era enérgico y animado. Los espectadores hablaban, se reían y se sacaban fotos antes de la actuación, aprovechando los únicos minutos del espectáculo en los que la organización permitía usar los móviles.

Con unos minutos de cortesía por parte del cantante y su banda, los músicos subieron al escenario con las luces apagadas y un silencio ansioso que se convirtió rápidamente en ovaciones cuando los artistas se subieron a las tablas.

Desde la primera nota musical Nil Moliner supo comerse el escenario. El recién premio disco de platino cantó, bailó y brincó y sumergió al público en su mismo ánimo. Tras las primeras palabras de saludo a la multitud del Auditorio, Moliner supo hacer disfrutar a un público entregado desde el primer minuto.

Los ritmos pop de la banda, con sus toques caribeños y en ocasiones traperos, fueron el sonido que envolvió a la Sala Principal durante más de dos horas de espectáculo. Los espectadores alzaban sus manos con las canciones más animadas del catalán, y cantaba con emoción cuando los músicos interpretaban sus mejores baladas.

Entre guitarras, bajo, batería, teclado, panderetas e incluso congas, trompeta y trombón, Nil Moliner no descansaba durante los silencios. El catalán tuvo tiempo para interactuar con el público, echarles piropos, hacer chistes e incluso reivindicar la situación de los inmigrantes en el mar Mediterráneo. Este aspecto lo enlazó con la frase “espero que algún día la vida nos devuelva la humanidad” letra de “Tal vez”, una de sus canciones más conocidas que el público cantó a coro y en ocasiones a capela con la emoción en la garganta. “Desde aquí impactáis muchísimo”, afirmó el cantante en una de sus intervenciones, mientras el público no paraba de aplaudir.

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